lunes, 30 de agosto de 2010

MOHAMED VI APALEA A CIUDADANOS ESPAÑOLES


Félix Población

Los activistas canarios apaleados este fin de semana en El Aaiún saben muy bien que en Marruecos no se respetan los derechos humanos y, por lo tanto, una manifestación libre en una calle de la antigua colonia española y a favor de la autodeterminación del Sáhara Occidental, tenía todas las papeletas de acabar como acabó.

El rostro tumefacto de Carmen Roger, una de las integrantes de la Asociación Canaria de Amigos del Pueblo Saharaui, refleja con sobrada evidencia los procedimientos empleados por la policía de Mohamed VI para erradicar cualquier tipo de tentativa que enarbole la libertad de expresión o manifestación pública a favor de la independencia del antiguo territorio español.

Tal comportamiento, propio del régimen dictatorial que el rey alauita representa, no se justifica en el hecho de que los activistas canarios no hayan pedido permiso para manifestarse, algo que con toda seguridad se les hubiese denegado por la entidad de la protesta.

Todos sabemos que la postura del Gobierno español respecto al contencioso del Sáhara Occidental es claramente ambigua, con tendencia a favorecer la interesada alternativa planteada por Marruecos en pro de conceder a ese territorio un supuesto estatuto de autonomía que reafirme la soberanía marroquí.

Es muy lamentable que ante el apaleamiento de varios ciudadanos españoles, desde Madrid no se haya formulado hasta ahora ningún tipo de queja con la contundencia que el caso requiere. La postura de nuestro Gobierno ante el conflicto saharaui y la medrosa prudencia que sigue nuestra política exterior en relación con Marruecos no justifican de ningún modo ese silencio.

El hecho de que nuestro ministro del Interior, Pérez Rubaclcaba, se ha haya reunido recientemente con el monarca alauita para dar por solventado el conflicto que se planteó en la frontera con Melilla, debería obligar al Gobierno español a ser mucho más riguroso de lo que lo que se debería ser ante el apaleamiento de varios ciudadanos españoles.

Porque este vergonzoso suceso, seguido del que se produjo en la frontera melillense, no es que añada provocación a la provocación, es que deja a nuestros conciudadanos sin ningún tipo de amparo por parte del Estado que los representa cuando el Estado que deja a Carmen Roger con esa cara es Marruecos. ¡Imagínense lo que podría pasar si los dos Jefes de Estado no fuesen fraternales amigos!

PS.- Una vez escrito lo anterior, y después de que la noticia comentada apareciera en los principales periódicos sin la exigencia por parte de nuestro Gobierno de una explicación, llega esa exigencia con retraso a los medios, como si la prontitud y diligencia en algo tan fundamental fuera cosa de pensárselo. Muy mal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La fraternal amistad de los monarcas es un cuento chino, palabras vacías... Lo que de verdad importa es que sean amigos los pueblos.

Anónimo dijo...

Zapatero llama prudencia al miedo y a la falta de solidaridad de su partido y su gobierno con los derechos del pueblo saharaui.

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