martes, 29 de junio de 2010

MUERTE DE UN CICLISTA DE 92 AÑOS


Félix Población

Verán: hay que tener mucha vida dentro para darle al pedal a los 92 años. Esa vida la puede otorgar a esa edad la propia bicicleta, a la que se cuida, mima y usa con 92 años, porque ya se sabe que las piernas mueven el corazón. A los 92 años se puede estar a punto para la enfermedad, la amnesia, la silla de ruedas o la muerte, o mantener a punto una salud vital como la de V.C.R., capaz de tanto apego por hacer rodar en el gozoso y silente equilibrio del ciclismo una existencia y un corazón nonagenarios. ¿Es temerario sentir así la vida?

Quiero creer que hasta ayer mismo, V.C.R. se levantaba muy de mañana para respirar la luz de Castilla por las carreteras burgalesas. Que hasta ayer, V.C.R. empuñaba el manillar de su bici y abrazaba el aire fino y fresco de las rutas que quizá venía haciendo desde su lejana mocedad. Acaso fuese esa evocación juvenil, alentada y satisfecha desde el sillín de su vehículo, lo que le movía cada mañana para apartarse del arrabal de senectud y llegar con ritmo calmo y constante hasta la meta de sus más jóvenes vivencias.

No sabemos en qué fase de ese itinerario mental se encontraba V.C.R. cuando ayer fue arrollado por un camión en el término municipal de Arenillas de Riopisuerga, pero estoy convencido de que, en medio de la tragedia y la vergüenza que para nuestra Dirección General de Tráfico supone el alto número de ciclistas arrollados en las carreteras españolas, la muerte sorprendió al anciano ciclista en la actitud física y emocional que él quizá más hubiese preferido antes del último suspiro: lleno de la vida ganada y gozada con su bicicleta.

Me lo dijo un día un viejo ciclista como su más añorado deseo: morir con los pedales puestos. Lo consiguió. No lo arrollaron en la calzada. Bastó que se le parara el corazón en una pendiente sobre la que quizá puso más energía de la disponible.

Según el último estudio del Real Automóvil Club de España, aunque los ciclistas representan tan sólo un 2 por ciento de los accidentes de tráfico en España, el número de ciclistas fallecidos en las carreteras de nuestro país se ha incrementado en un 14 por ciento (más de 400 muertos entre 2003 y 2007), lo cual contrasta con el descenso total de fallecidos en otros accidentes de tráfico, que en ese periodo fue del 29 por ciento.

En este país nuestro no se respeta al ciclista, ni en la carretera ni en las ciudades. Ni la DGT ni los automovilistas respetan a los usuarios de la bicicleta. Lo compruebo cada vez que salgo a pedalear y me ganó la vida y el placer que V.C.R. respiraba con 92 años. Vayan por él, y por todos los que no envejecen encima de un sillín, estas líneas.

3 comentarios:

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Cuando leí ayer la noticia me salió un insulto gordo contra el del camión. Luego me arrepentí, aunque no pude borrarlo del aire.

Suerte la del ciclista burgalés, aunque naciera en otra parte, que no murió en la cama, viejo y amuermado, sino pedaleando como los grandes. ¡Todo un campeón que, como dices tú, murió con los pies en los pedales!

Anónimo dijo...

Yo a lo de andar en bici lo llamo viciobici.

BABI dijo...

El mundo, la gente, todo sería mejor en bicicleta. Las ciudades y los caminos deberían estar pensadas para moverse en bicicleta. Así se movería más el corazón y tendríamos más corazón.

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