lunes, 28 de junio de 2010

DÍA DE LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO FRANQUISTA


Félix Población

Ayer se celebró en el Congreso de los Diputados la primera edición del Día de las Víctimas del Terrorismo. La institucionalización de tal fecha comporta el recuerdo en exclusiva de las 1.382 personas que han perdido la vida como consecuencia de la violencia terrorista en los últimos cincuenta años, según datos del Ministerio del Interior.

Nunca como ayer estuve tan de acuerdo con las palabras del Jefe del Estado, pronunciadas en su alocución desde la tribuna del Congreso. Además de afirmar Juan Carlos I que acabar con la violencia terrorista, empleando todos los instrumentos del Estado de Derecho, es una prioridad insoslayable para todo país libre y democrático, el rey aseguró que las víctimas son un referente cívico, un símbolo de la firmeza de nuestro compromiso con la democracia y la libertad.

Dijo más el monarca y con todo estuve de acuerdo. Nada ni nadie -añadió- puede reparar la terrible pérdida de la vida de las víctimas ni sus profundas heridas y cicatrices, ni tampoco se puede compensar el terrible sufrimiento de sus familiares. Al honrarlas se cumple con la deuda inmensa de gratitud que tenemos contraída con ellas, afirmó el soberano. Todos tenemos el deber y la responsabilidad de agradecer su coraje, de proteger su dignidad, de garantizar sus derechos, de reparar su sufrimiento, afirmó Juan Carlos I.

Lo que pasa con todas estas justas y hermosas palabras es que su referencia no se constriñe en el ánimo de muchos españoles a ese millar largo de víctimas de la violencia, sobre todo si se tiene en cuenta que un día antes, el pasado sábado, una iniciativa ciudadana concentró en la Puerta del Sol de Madrid a quienes reivindican también como víctimas del terror a 113.000 desaparecidos a causa de la represión franquista.

La Plataforma contra la Impunidad del Franquismo pretendió verificar ese mismo acto en el Congreso de los Diputados hace unas fechas y no pudo, por prohibición expresa. No fue posible, por lo tanto, que el presidente de la institución, José Bono, dijera de los 113.000 desaparecidos lo que ayer afirmó en el Día Oficial de las Víctimas del Terrorismo: que la sede parlamentaria era el lugar idóneo para rendirles homenaje de afecto y gratitud, preservándolas del olvido.

Claro que ya sabemos que para Bono está proscrita la bandera republicana en la Cámara Baja, aunque la enseña tricolor represente no sólo el inicio de la democracia en España, sino la primera lucha de la democracia contra el fascismo internacional, por la que toda Europa siente afecto y gratitud.

4 comentarios:

Juan Carlos López dijo...

Tenga usted cuidado:: no vaya a engrosar las fichas de radicales del programa de vigilancia ciudadana de la UE.

Tendré, también, cuidado yo, puesto que estoy de acuerdo con lo que ha escrito.

Parece que cuando se habla de terrorismo de Estado hay quien prefiere leer razón de Estado, aunque ésta sea sinrazón.

Lazarillo dijo...

Me ha sido grato encontrar El camino de la Letra, Juan Carlos. Saludos cordiales.

Folía dijo...

Es una pena que los homenajes no sean más que una coartada de democracia para quien los hace. Eso parece. Debe ser POLÍTICAMENTE incorrecto homenejear y recordar y reparar a todas las víctimas. Lo que más me molesta es que sa hable de "todas" y luego se especifica.

Parecida cosa pasa con los golpes de estado (Hoy hace un año del de Honduras). No todos son igual de condenables.

Anónimo dijo...

Pues a mi me parece obsceno que hayan decidido que las víctimas van a cobrar indemnizaciones, CON CARÁCTER RETROACTIVO-. Pero ¿no nos están diciendo que no hay dinero en las arcas públicas? Y ello lleva a que no se pueda dar retroactividad en la aplicación de la ley de dependencia. Repito, una bofetada a la gente más desprotegida.

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