Félix Población
La jornada de oración vivida ayer por Rodríguez Zapatero en Washington se saldó al final del día con una debacle en la Bolsa, que registró una pérdida de casi el 60 por ciento, la mayor desde finales de 2008. Si a eso añadimos el acoso voraz del Partido Popular solicitando mociones de censura al Gobierno y hasta elecciones anticipadas, la previsible reforma laboral y la anunciada movilización de los sindicatos ante la prolongación de la edad obligatoria de jubilación hasta los 67 años, debemos convenir que el desayuno orante de ZP a la vera de Obama le ha servido de muy poco.
Muchos analistas unen hoy a esas adversidades los últimos resultados de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Según esos datos, el PP amplía su ventaja respecto al PSOE en comparación con la diferencia existente en el pasado mes de octubre: de 3,3 pasa a 3,8 puntos. Esto es, el Partido Popular obtendría el 40 por ciento de los votos frente al 36,2 de los socialistas. Sería algo menos la diferencia en el porcentaje si lo que se valora es la intención de voto directa: 25,3 frente a 24,6.
Esa lectura, ciertamente, no es halagüeña para el partido que gobierna, pero si se considera el muy desfavorable tránsito económico por el que discurre su gestión -en no pocos casos desafortunada-, casi podríamos decir que lo que prima en la estimación de los ciudadanos -al menos hasta ahora- no son las muchas dificultades de la actual coyuntura sino las consecuencias que suele comportar el desgaste en el poder. Si esto es así, buena parte de culpa la tiene el Partido Popular y su líder Mariano Rajoy.
Leemos en la citada encuesta que Zapatero sólo cuenta con mucha o bastante confianza por parte del el 26,3 por ciento de los españoles, pero que Rajoy está bastante por debajo con el 19,8 por ciento. El 71,4 por ciento recela de ZP y el 76 por ciento no confía en Mariano. En cuanto a capacidad de gestión, espíritu dialogante, mejor entendimiento de los problemas de España y honestidad, Rodríguez Zapatero también está por encima de su oponente. Sólo en visión de futuro le saca tres décimas de ventaja Rajoy a Zapatero.
El análisis de esa decepcionante estadística, al día de hoy, con la resaca del jueves negro, me parece lo menos malo de lo que se le viene encima al Presidente del Gobierno a su regreso de Washington. Con todo, y dado que puede ser el atisbo de una tendencia a peor en los próximos meses, sería recomendable de inmediato un reajuste enérgico en el Ejecutivo en evitación de las erráticas e impopulares decisiones que últimamente lo pueden haber desgastado más de lo que la encuesta del CIS registra en el mes de enero.
De no ser así, es muy probable que Mariano Rajoy pueda llegar a La Moncloa -incluso antes de lo previsto en el calendario electoral- con la desconfianza declarada del 76 por ciento de los ciudadanos. La perspectiva es ciertamente sombría en un país que se enfrenta a unas circunstancias económicas que si ahora son malas tienen todas las trazas de llegar a ser peores.
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