martes, 7 de julio de 2009

LA HOMOFOBIA NAUSEABUNDA DE INTERECONOMÍA


Lazarillo

El curioso lector ya no lo encontrará en YouTube porque esa reconocida firma videográfica ha tenido a bien retirar la mercancía de la circulación por su carácter ofensivamente homófobo. Con todo, habrán sido muchos los televidentes que hayan podido visionar antes unas secuencias del anuncio a través de las pantallas. Me refiero al que Intereconomía TV gestó para reflejar, según sus nauseabundos prejuicios morales, lo que el llamado Día del Orgullo Gay representa como sintomatología de una sociedad corrompida por el vicio y las más deletéreas costumbres.

Una vez más, Javier Horcajo, director de la cadena televisiva y presentador del programa Más se perdió en Cuba (el mismo al que Wyoming burló por su rigor informativo), volvió a dar el do de pecho que le caracteriza como intelectual de profunda y avisada catadura a la hora de exponer la sutileza de su criterio: Si me obligan a elegir entre las clases medias y los gays y las lesbianas -dijo Horcajo-, yo elegiría a la clase media. ¿Saben ustedes por qué? Pues es muy fácil: porque a las clases medias no les gusta nada que les den.

Ya el año pasado, con motivo de la conmemoración de la mencionada fecha, Intereconomía TV había difundido un decálogo de motivos para no estar orgullosos del Orgullo Gay, asegurando a sus incondicionales espectadores que la homosexualidad, aparte de todas las enfermedades venéreas que comportaba, se limitaba a ser una moda con contraindicaciones psicopatológicas que se puede curar.

Como se recordará fue esa misma emisora la que hizo en su día una colecta entre sus a no dudar incondicionales televidentes con objeto de apoyar al juez Calamita, condenado por poner trabas a la adopción de un menor por parte de un matrimonio de lesbianas. En relación con este tipo de adopciones, y aunque no esperemos con ello rescatar a Horcajo de la ponzoñosa contumelia en que basa los principios de sus soflamas como director de un medio de comunicación, traigo a colación la carta que hoy suscribe en el diario Público Mili Hernández García bajo el título Orgullo de familia:

"En la pasada manifestación del orgullo gay, Jorge, un niño discapacitado físicamente, participó acompañado por sus madres, dos lesbianas que hace ocho semanas lo adoptaron. Con respeto a la necesaria diversidad y pluralidad que se hace visible en la manifestación, estimo, no obstante, que la presencia de estas madres y su hijo dan valor, por este solo hecho, a toda una manifestación y constituye, en mi opinión, un acto de coraje y de radicalidad constitucional, por la que tanto luchamos. Algunos sectores sociales ven habitualmente sólo el aspecto colorista de la manifestación y hechos como este pasan más desapercibidos. Escribo estas líneas, por tanto, no sólo bajo el efecto de una emoción intensa que, desde luego, confieso, sino también porque considero que es un deber ético, como lesbiana, hacerlo, y acto de cobardía silenciarlo. Hemos pasado, gracias a las leyes vigentes, de la familia modelo a los modelos de familia, y este cambio legislativo, en una sociedad transformada, ha permitido que Jorge tenga presente y futuro con sus dos madres. Sí al orgullo gay".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué esa gente no deja vivir a la gente que quiere vivir? ¿Será por qué no viven o porque se sprendizaje forma parte de la cultura de la muerte?

Gatopardo dijo...

Y el caso es que no les hace falta demasiadas sesiones de psicoanálisis a estos homófobos, porque son tan transparentes que se les ve a través del armario y la armadura en los que se esconden aterrados, delirando sobre los motivos de los gays.
Ya lo decía aquél, cuando le preguntaron que cómo se había hecho homosexual:
-Como tú, preguntando.

Saludos cordiales

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