martes, 28 de julio de 2009

LA DIMISIÓN DEL RECTOR DE SALAMANCA Y LA VIOLENCIA DE GÉNERO


Félix Población

El pasado viernes 17 de julio sorprendió a la ciudad de Salamanca la decisión de dimitir tomada por el rector de aquella universidad, José Ramón Alonso Peña, alegando motivos estrictamente personales. El hecho extrañó mucho a la ciudadanía si se tiene en cuenta, sobre todo, que tuvo lugar fechas antes de que se constituyera la Comisión Interinstitucional del VIII Centenario de aquella respetada institución, acto previsto para cuatro días después en La Moncloa.

Como la mayoría de los medios salmantinos mostraron una llamativa discreción en informar acerca de lo que se podía ocultar tras esos motivos estrictamente personales, se llegó a especular con la posibilidad de que al señor Alonso lo aquejara alguna grave enfermedad, tal como suele ocurrir cuando se justifica así una decisión tan drástica como repentina.

Sin embargo, la dimisión del joven rector, que llevaba poco más de dos años en el cargo, obedece a unas circunstancias que en ningún caso deberían ser escamoteadas a la opinión pública y que compete a la justicia dirimir. Un periódico local se atrevió a desvelar un presunto delito de violencia de género, del que hoy da cuenta también mi estimado Luis Díez en su mentidero, y del que consta la correspondiente denuncia por parte de la mujer maltratada y atendida en un centro sanitario de aquella ciudad.

En ese caso, y tal como escribe mi apreciado colega en su columna del diario Público, la presencia del señor Alonso Peña en la foto de La Moncloa con la vicepresidenta Fernández de la Vega, no sólo comprometía a ésta sino al prestigio de la institución salmantina. Fue así como, luego de una dilatada velada con sus colaboradores que se prolongó hasta la medianoche del día anterior al que se conoció la noticia, el rector de la universidad tomó la decisión de dimitir por motivos estrictamente personales.

Es evidente que como cualquier mortal el señor Alonso Peña tiene derecho a la presunción de inocencia hasta en tanto la justicia no determine si es o no culpable. Me parece de una hipocresía intolerable, sin embargo, reducir y escamotear social, gremial e informativamente un caso de violencia de género al ámbito privado. Sea cual sea el cargo de la persona denunciada y el prestigio de la institución que representa, la violencia machista debe ser denunciada y difundida siempre y sin ninguna excusa, máxime en un país donde tanto se prodiga últimamente esa lacra contra la que ZP ha puesto incluso a trabajar a todo un Ministerio.

RedDIARIO
La intolerable hipocresía de la discreción. (Público).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si el rector no tuviera nada que temer, es posible que no hubiera dimitido, y si se oculta esa información temiendo que la denuncia se base en hechos probados, los medios de información salmantinos quedan de pena.

Anónimo dijo...

Leo esto un año después, y me permito señalar una incorrección: nadie presentó denuncia contra Alonso. El juzgado actuó de oficio al ser informado de la identidad y domicilio de la agredida desde el centro de salud.

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