martes, 26 de mayo de 2009

EL ETARRA BORRACHO Y LAS REFLEXIONES DE LA BANDA


Félix Población

Ha querido el azaroso curso de los noticieros que la detención en París de un reconocido etarra coincidiera con el expansivo espacio tipográfico dispensado por el diario Gara a la banda a través del habitual simulacro de entrevista. Digo simulacro porque lo que prima en este caso, al utilizar como formato ese género periodístico, no es la orientación profesional que debe dar a la interviú el periodista con sus preguntas, sino la adaptación del cuestionario al mensaje ideológico que los entrevistados pretenden ofrecer a la opinión pública.

Se dan este tipo de citas cuando ETA tiene necesidad de exponer sus circunstancias, bien porque lo aconseje la coyuntura -vísperas de unas elecciones europeas-, bien porque precisa aclarar algunos puntos de su ejecutoria, bien porque necesita hacer saber por dónde anda, sobre todo cuando, como es notorio, ha recibido unos cuantos golpes policiales muy significativos en los últimos tiempos.

Respecto a la ejecutoria, se nos dice en esta interviú que la banda pretendió atentar con misiles contra quien fuera presidente del Gobierno, el señor Aznar, lo cual -por el tiempo transcurrido- parece más una baladronada con la que hacer más noticiosa la entrevista que un riesgo o una amenaza futurible. También ETA tiene el cinismo de acusar al Gobierno de no alertar de los avisos de bomba que recibe para que así los artefactos causen la muerte o hieran a los ciudadanos. En una hipotética situación así -proclaman hipócritamente los sicarios del tiro en la nuca, la bomba-lapa y las masacres indiscriminadas-, que nosotros en ningún caso buscamos, la responsabilidad completa sería del Gobierno español.

En cuanto a su actual coyuntura, con su capacidad de acción mucho más mermada sin duda que antaño, la organización terrorista no tiene más remedio que justificarla apelando a un periodo de meditación: ETA -aseguran los dos encapuchados tocados de chapela carismática- pondrá fin antes del verano a un proceso interno reflexivo y asambleario cuya finalidad consiste en fijar una estrategia político-armada eficaz.

En verdad esa fijación denota casi tanto tacto como el del etarra detenido en París. La detención de Iker Esparza se produjo porque conducía ebrio por las calles de la capital francesa. Un terrorista borracho en acto de servicio (llevaba al parecer importante documentación consigo según la policía) no resulta la imagen más favorable para su organización. Sobre todo cuando ésta alardea de una reflexiones privadas también de lucidez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tienen capacidad de discernimiento. Se pierde con la sangre derramada.

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