martes, 21 de abril de 2009

LA GLORIA DE CELA Y “LA CRUZ DE SAN ANDRÉS”


Félix Población

Un juez de Barcelona acaba de resolver que existen indicios racionales para estimar que en la novela de Camilo José Cela La Cruz de San Andrés se pudo cometer un delito de plagio, tal como consideró la escritora María del Carmen Formoso, que se querelló por ese motivo contra el Premio Nobel de Literatura hace más de diez años.

Formoso había presentado su novela Carmen, Carmela, Carmiña a la convocatoria del Premio Planeta en 1994, fechándose su admisión el 2 de mayo de ese año. Cela hizo lo propio con la suya el 30 de junio, último día de plazo. Ése no sería motivo de sospecha si no se diera, además, un informe pericial del catedrático de Literatura Española Luis Izquierdo, según el cual la obra de don Camilo presenta tantas coincidencias y similitudes con la de Formoso que, para realizar una transformación al menos parcial de la novela original, ésta hubo de ser necesariamente facilitada a Cela.

Se trataría, en suma, de un aprovechamiento artístico del libro de María del Carmen Formoso, tomándolo como referencia o base, para configurar una obra estéticamente diferente, adaptada al estilo propio y muy personal del autor de La Colmena, y que éste presentaría contra reloj para llevarse el premio literario en lengua castellana con mayor dotación económica.

A la espera de lo que decida la Audiencia de Barcelona ante el recurso presentado por Editorial Planeta, promotora del premio, no puedo evitar mi admiración por el celo y la perseverancia de Jesús Díaz Formoso, hijo y abogado de la autora supuestamente plagiada, pese a que el caso haya sido archivado ya dos veces a lo largo de más de una década, hasta que hace tres años el Tribunal Constitucional concediera el amparo a Formoso y ordenara una nueva reapertura.

Sea cual sea el final de esta historia, hay algunos factores ambientales que inciden en la arraigada suspicacia que viene despertando la concesión de los Premios Planeta y que no está de más recordar con motivo de este caso. Casi siempre se sabe antes quién lo gana, suele ser un escritor muy afamado, hay indicios acerca de que se suele presentar por encargo de la editorial convocante y, por lo general, las novelas son infumables y están por debajo de los méritos habituales del autor galardonado.

Yo no sé si a la postre se logrará demostrar que Cela plagió a María de Carmen Formoso y si la gloria de nuestro último Premio Nobel quedará con ello en entredicho, pese a la contrastada y reconocida calidad de sus primeras obras, pero lo que más me inquieta del caso planteado es la posibilidad de que desde los tribunales de lectura de los premios literarios se pueda atentar contra la propiedad intelectual de ese modo, expropiando ideas y argumentos para ofrecérselos a una firma de prestigio que garantice el negocio.

Una vez me comentaron que una poderosa editorial ofreció a un escritor sin nombre una generosa oferta económica a cambio de que su novela fuera firmada por un reconocido autor. Así todos ganan, menos la literatura, que se enmierda más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario