jueves, 5 de marzo de 2009

LA VERDADERA PELÍCULA DE SLUMDOG MILLIONAIRE



Félix Población

Como todo el mundo sabe, que para eso están las galas de difusión masiva, la película indo-británica Slumdog Millionaire -cuya traducción literal viene a ser algo así como Millonario de tugurio- obtuvo un resonante éxito en la última edición de entrega de los Óscar. Además de conseguir ocho estatuillas de las diez a las que aspiraba, obtuvo los premios al mejor film y al mejor director.

La película, basada en una novela del diplomático indio Vikas Swarup, cuenta la historia de Jamal Malik, un niño pobre de los suburbios de Bombay que participa en un concurso televisivo del tipo ¿Quién quiere ser millonario? y supera todas las preguntas, hasta el punto de ser detenido por sospecha de fraude. Jamal aclara que si sus respuestas son acertadas es porque se basan en las experiencias de su propia vida.

Era indispensable para el rodaje del film que el escenario fuera el mismo en que discurre la novela. También se dispuso que para mayor verismo se seleccionara a los protagonistas de la historia, un niño y una niña de diez y nueve años respectivamente, entre el vecindario residente y sufriente en esos barrios. Los nombres de Azharuddin Ismail y Rubina Ali saltaron así a los créditos de las pantallas y vivieron en América los lujosos y confortables colofones de su efímero y relumbrante estrellato.

Lo peor vino luego, cuando una vez concluidas esas excepcionales y fastuosas jornadas repartidas entre limusinas y hoteles de cinco estrellas, tanto Azhar como Rubina han tenido que regresar a sus orígenes y el impacto del contraste ha ocasionado las consiguientes dificultades de readaptación. No quieren dormir en el suelo, ni oler la hediondez de los excrementos a todas horas. El aliento de la miseria, después de haber respirado las esencias de la bambolla, ocasiona en Azhar vómitos y fiebre, mientras el padre de Rubina espera a que el Departamento de Vivienda de Bombay le otorgue el piso prometido.

Yo no sé si los productores del film se preocuparán a partir de ahora del porvenir que les aguarda a sus dos estrellas, que parece que no. Lo que está asegurado y es probable que ya se empiece a notar en sus bolsillos es el solvente rendimiento económico que les deparará la película en las taquillas. Tal como están las cosas, con los dos protagonistas retornados a la miseria, la verdadera historia de Slumdog Millonaire es la que Azhar y Rubina acaban de volver a empezar y cuyo desarrollo, de prolongarse tal como se perfila, quizá no encuentre nunca un director de cine que la filme para llenarse de estatuillas en la gala de los Óscar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los cineastas hicieron una película pero los niños actores viajaron a otro mundo. Es injusto que lo que para unos es la vida cotidiana sea para otros un sueño. Es obsceno utilizar la miseria para representarla. Es de un cinismo prepotente usar las cosas y volverlas a dejar en su lugar y hacer lo mismo con las personas. Las personas nos transformamos con lo que vivimos.

Anónimo dijo...

El comentario precedente deja sin sentido el mío. Gracias a los dos.

Anónimo dijo...

Es como si para hacer una película sobre la tortura en Guantánamo se recurriera a quienes la padecieron, indecente.

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