jueves, 30 de octubre de 2008

EL ABSENTISMO EN EL CONGRESO Y LA POBREZA SEVERA


Lazarillo

Tengo entendido que las sesiones de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados se celebraban antes a las cuatro de la tarde, que por ser una hora muy digestiva y proclive al sesteo puede que aplacase por una rato la belicosidad dialéctica de los contendientes. Pero una vez elegido el señor Bono presidente de la Cámara Baja, don José de la Mancha decidió que como los españoles que trabajan madrugan en su mayoría, los parlamentarios deben dar ejemplo y no ser menos, sobre todo cuando ese tipo de sesiones son las que suscitan mayor interés informativo.

Puesto en marcha el nuevo horario a las nueve de la mañana, pudimos observar ayer el desolador panorama que ofrecía el hemiciclo cuando el ministro de Industria hacía uso de la palabra. De los 350 diputados sólo estaban presentes 40 y entre las ausencias más sonadas quedó para la historia la de Ramón Aguirre, encargado de formular una pregunta al vicepresidente económico, señor Solbes. La cuestión se quedó en el tintero porque el diputado del Partido Popular no se encontraba en su escaño. También llegó tarde para hacer la defensa de una propuesta de ese mismo partido Cristobal Montoro, por lo que hubo de recurrir a la benevolencia del presidente para subir a la tribuna.

Yo no sé si tan señaladísimos despistes obedecen al cambio de horario o a las turbias interioridades que vuelven a manar en el interior del PP, muy afectado por la ruptura de su pacto con Unión del Pueblo Navarro y los manifiestos afanes soberanistas de sus aliados de Coalición Canaria, pero es sumamente deplorable, pese a las obligadas disculpas de uno de los citados, que los señores diputados muestren tan explícita falta de aplicación y diligencia en el desempeño de su actividad.

Es muy cierto, según dijo José Bono, que a esa hora la mayoría de los ciudadanos están ya en sus puestos de trabajo, pero mucho peor que eso, en comparanza con el absentismo de quienes los representan con muy generosas remuneraciones, es esa cifra de ocho millones y medio de españoles (19,7 por ciento de la población) que viven con menos de 574 euros al mes, y el de un millón y medio que sufren lo que se malnombra como pobreza severa y disponen sólo de menos de 280. Según Cáritas, esos guarismos son los mismos desde hace diez años, con o sin gobierno socialista.

Díganme qué pueden pensar del destino de sus votos esos electores, en el improbable supuesto de que voten, si observaran que mientras ellos se buscan la vida cada mañana para sobrevivir con lo in(justo), sus señorías se ausentan de un compromiso tan elemental como es al menos el de dar una imagen de diligencia madrugadora, máxime en tiempos tan económicamente adversos como los presentes, en los que se rescata a los bancos antes que a los pobres.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y no te olvides de los cochecitos de lujo que se gastan algunos tribunos...

Anónimo dijo...

DIEZ AÑOS SIN HACER NADA POR LOS QUE MÁS LO NECESITAN. NO ES PARA SENTIRSE A GUSTO AUNQUE SEAMOS LA OCTA POTENCIA DEL MUNDO, COMO DIJO LA MINISTRA EN DARFUR CREYENDO QUE LA MISERIA SÓLO ESTABA ALLÍ Y NO A UNOS CUANTOS KILOMETROS DEL CENTRO DE MADRID.

Anónimo dijo...

Y por qué a las nueve y no a las ocho como todos los funcionarios?

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