jueves, 25 de septiembre de 2008

MEDIOS, PROSTITUCIÓN, HIPOCRESÍA Y NEGOCIO


Félix Población
Salvo el diario Público, el único que desde su nacimiento hace por ahora un año renunció expresamente a insertar anuncios de prostitución, los otros cuatro periódicos de pago y difusión nacional que se editan en Madrid publican en un día laborable en torno a mil quinientas ofertas de comercio sexual. En el caso del diario El País, el de más tirada en España, que anteayer dedicaba cuatro páginas a ese tipo de contenido, se calcula que ingresa al año por esa propaganda en torno a cinco millones de euros.

El pasado mes de marzo, una comisión integrada en su mayoría por diputadas y senadoras aprobó un informe que iba a servir de base para la elaboración del llamado Plan Integral contra la Explotación Sexual, una iniciativa propia de un país que acaba de inaugurar como quien dice un ambicioso Ministerio de Igualdad y que arroja una vergonzosa estadística respecto al ejercicio de la prostitución: sólo cinco de cada cien mujeres lo hacen de modo voluntario. El resto, aproximadamente 400.000, están sometidas a la explotación por parte de redes mafiosas.

La medida adoptada por Público y el diario gratuito 20 Minutos, aunque resulta excepcional en nuestro país, no lo es en el contexto de la prensa generalista europea, donde los periódicos no insertan ya ese tipo de publicidad. Detrás de tales anuncios, según la Asociación para la Reinserción de Mujeres Prostituidas (APRAM), se esconde la feminización de la pobreza, dicho sea como más cauta expresión de un sórdido submundo.

Por todo ello sorprende y decepciona que la flamante ministra Bibiana Aído, al presentar anteayer el borrador del aludido plan, en el que no se contempla la erradicación de la publicidad en cuestión, se limite a decir que no está de acuerdo con ella, pero es algo de lo que hablaremos más adelante. Con lo cual, la entusiasta doña Bibiana, a la que creíamos con trazas de emancipadora, se nos queda en muy limitada imagen de su apariencia, incapaz de hacer frente desde todo un Ministerio de Igualdad a la magnitud de un negocio que encubre la explotación sexual de la mujer.

Cada palabra que conduce a una prostituta, posible víctima de esa trata esclavista, cuesta en el papel de los periódicos más de un euro y hasta dos. El diario ABC, tan caracterizado por la defensa de la moral católica y las buenas costumbres, publica diariamente más de doscientos. Su mención es obligada como paradigma de la hipocresía política vigente. Por un lado se pretende limitar la prostitución, pero por otro no sólo se tolera, sino que se publicita y promociona desde un medio conservador como una substanciosa fuente de ingresos comerciales.

Embuchado en cada ejemplar del periódico monárquico, encontrará además el lector una vez por semana y por el mismo precio, no se sabe si como contrapeso moral o penitencia, el suplemento religioso Omega del arzobispado de Madrid, rancia publicación al cuidado del purpurado Rouco, adalid del neonacional-catolicismo, muy capaz como se sabe de montar masivas misas de campaña en pro de la familia cristiana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí. Es fácil decir cosas bonitas mientras no nos toque el bolsillo. Me gustaría saber qué piensan de verdad de esto los pequeños accionistas de esos medios y qué harían con su parte si pudieran decidir, porque también es fácil echar la culpa a "los que tienen el poder". Lo que no comprendo es la actitud de la ministra.

Anónimo dijo...

¿Quién está detrás de esos anuncios para que el Ministerio de Igualdad no se atreva a prohibir esa publicidad?

Anónimo dijo...

Es alucinante que hasta ahora no haya habido un periódico que rechazara esa publicidad y se opusiera a la masacre de la lidia a muerte en España, así como a otros atentados terroristas contra los animales.

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