lunes, 23 de junio de 2008

LA PAZ DE LAS MEMORIAS COMO PORVENIR DE CONVIVENCIA


Félix Población
Para los meses de este próximo otoño está previsto que se celebre en Salamanca, ciudad donde se pondrá en marcha el nuevo Centro Documental de la Memoria Histórica, un congreso internacional en el que estarán representadas otras instituciones de similares características, localizadas en países como Chile y Argentina, con los que nos unen las traumáticas vicisitudes de un pasado dictatorial.
Será sin duda una ocasión muy aprovechable para favorecer, a través de la investigación y el conocimiento, las bases para que sobre la historia más negra que nos es común no habite jamás el riesgo del olvido, dado que sólo el olvido puede hacer repetibles los trágicos hechos contra la convivencia civil que están inscritos en nuestra memoria histórica.

Durante la pasada legislatura, el Gobierno aprobó la llamada Ley de la Memoria Histórica que el Partido Popular recibió con manifiesta animadversión. Para el PP, toda reparación y/o desagravio a los vencidos en la Guerra Civil, así como a las víctimas del franquismo, equivalía a reabrir viejas heridas, cuando no a instigar al resentimiento, sin considerar en ningún caso que a todos ellos se les debía el reconocimiento y la dignidad que un régimen democrático debe a quienes lucharon contra la dictadura.

Pues bien, pese a esa animosidad excesiva por parte del partido opositor, no quiero dejar sin constancia un comentario que aparece hoy en El Almería, firmado por Óscar Rodríguez, y que hace referencia la decisión del Ayuntamiento de aquella capital de crear un Centro de Estudios de la Guerra Civil. La noticia es significativa por cuanto aquella corporación es de centro derecha y, tal como escribe el articulista, conviene que desde la sensibilidad más conservadora se entienda que para ser riguroso en el examen de la historia nunca se puede ser excluyente. Sobre todo si lo que se pretende, como un centro de esas característica debe asumir, es un conocimiento didáctico de la historia.

Recuerda Rodríguez que el bombardeo de Almería en 1937, incluido el de la escuadra nazi, lo sufrieron todos los ciudadanos. Sólo se puede compartir hoy el dolor y la enseñanza de esa tragedia, que afectó a todos los almerienses -como la guerra afectó a todos los españoles-, ganando lo que el periodista llama la paz de las memorias. Si no fue posible durante la dictadura, no debemos dejar que lo siga siendo para las generaciones crecidas en democracia. Será la mejor forma de que ésta crezca hacia dentro como conciencia de libertad y porvenir de convivencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde la enseñanza no se hace todo lo que se debe para que las generaciones de ahora tengan conocimientos sobre ese pasado. Dudo que así puedan tener en el futuro conciencias de libertad y provenir de convivencia, sobre todo con un PP que no condenó el franquismo.

Anónimo dijo...

Me pregunto cuántas generaciones se habrán de suceder para que la guerra civil y el franquismo sean enjuciados con razón y sin histerias.

niño de gaspar dijo...

La paz es imposible pues la "transición" fue dirigida por el régimen saliente, no fue una revolución sino un cambio con fines puramente económicos (entrar en el mercado común).
La población inteligente que no era afín a franco aceptó lo que vino con tal de cambiar, los partidos lucharon lo justo. Ni el soe quitó las estatuas del asesino en 12 años de gobierno... soy pesimista en tanto en cuanto viva entre borregos. Gracias por blogs como este y animo.

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