miércoles, 18 de junio de 2008

EL MAR DE PALESTINA ME ENSEÑA A SER PACIENTE


Félix Población
Mañana a las seis horas, si todo va bien, entrará en vigor una tregua de seis meses entre Israel y Hamás. El acuerdo, logrado gracias a la mediación del gobierno de El Cairo, comportará la reapertura gradual de las fronteras entre Israel y Gaza, así como la del paso de Rafah más adelante, único tránsito de comunicación de los palestinos con el exterior. Todo ello repercutirá en una atenuación del brutal e inmisericorde bloqueo impuesto hace un año por Israel al millón y medio de habitantes de la franja.

Desde junio de 2007, Israel ha pretendido el estrangulamiento económico del territorio palestino administrado por Hamás. En Gaza, el 60 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza, con ingresos inferiores a dos dólares diarios. Más de la mitad de las mujeres en edad reproductiva padece desnutrición, al igual que el 44 por ciento de los niños. A lo largo de pasado año, las acciones armadas israelíes han ocasionado la muerte de 545 palestinos en la franja, de los cuales el 45 por ciento fueron civiles, según Btselem, organización israelí de derechos humanos. Eso supone que han muerto 135 ciudadanos palestinos por cada civil israelí fallecido a consecuencia del lanzamiento de cohetes Kasam por parte de milicianos de Hamás (4).

Todo parece indicar, según han anotado los cronistas en los últimos días, que ese largo año de cárcel a cielo abierto, con la infraestructura económica de la región casi colapsada, no ha supuesto lo que Israel pretendía: que los palestinos dieran la espalda al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), amplia y democráticamente apoyado por la ciudadanía en las elecciones de 2006. Pese a padecer un durísimo embargo, que acaso hubiera acabado con la resistencia en otros países de mayor entidad, Gaza mantiene lo que su voto ha proclamado sin rendir su voz a la opresión y al acoso israelíes.

El testimonio más explícito de esa execrable realidad es sin duda el de la pesca, por cuanto depende de una búsqueda aparentemente abierta en los caminos del mar y ha sido históricamente la base de la economía palestina en la zona. La industria pesquera ha pasado de generar casi diez millones de dólares anuales antes del bloqueo a estar prácticamente desahuciada. De ella dependen 8.000 pescadores con sus respectivas familias (40.000 personas), para quienes hoy en día conseguir una red a un precio razonable les resulta casi imposible.

Mohammed Matar, cuenta la cronista de IPS Nora Barrows-Friedman, sigue saliendo al mar cada madrugada, si Israel lo permite o aunque lo acosen los buques y helicópteros de combate judíos en cuanto rebasa los 12 kilómetros de la costa. Si no puede hacerlo por falta de combustible, Mohammed se sienta en la plaza: Amo mirar las olas. El mar me enseña a ser paciente, dice.

RedDIARIO
Exprimimos las rocas al sentir sed, / y mordemos el polvo al tener hambre, / pero no nos marchamos. / Ni guardamos, avaros, nuestra sangre fragante. / Que aquí/ tenemos un pasado, / un presente, / un futuro. Tawfiq Zayyad

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es de temer que la tregua no llegue ni siquiera a los seis meses tal como están las cosas, pero un millón y medio de seres humanos tienen que tener derecho a respirar alguna esperanza.

Anónimo dijo...

Palestina tiene vida, por eso no cede...

Anónimo dijo...

Como no encuentro otro lugar para el comentario, les felicito por insertar referencia en el diario Clarín de la entrevista con Allende. Salduos.

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