domingo, 4 de mayo de 2008

LA MASACRE DE MY LAI, LA LIBERTAD DE PRENSA Y LA JUSTICIA


Lazarillo
Cuarenta años después de la matanza de My Lai, Georgina Higueras rescata en la edición de hoy del diario El País el en verdad estremecedor testimonio de lo que fue aquella masacre en la memoria de algunos de los sobrevivientes. Tan desgarrador capítulo de barbarie contra la población civil vietnamita, en el que la mayoría de los asesinados por las tropas norteamericanas fueron ancianos, mujeres y niños, colmó a USA de vergüenza cuando años después abandonara Vietnam. Al sabor de la derrota y a los casi sesenta mil militares norteamericanos fallecidos durante el conflicto, añadió Washington en su conciencia ese inolvidable capítulo de horror, cuyas características entroncan con episodios más recientes que han tenido y tienen lugar durante la conquista y ocupación de Irak.

Ciertamente, como destaca don Mario Vargas en su artículo de hoy, también en el citado periódico (El cuarto poder), gracias a la libertad de información -de la que pone como ejemplo a Estados Unidos-, tanto las torturas de Abu Ghraib como los escándalos de Guantánamo llegaron a la opinión pública. Lo mismo ocurrió con la masacra de My Lai. La fotografía de Ronald S. Haeberle que difundió la revista Life en noviembre de 1969, con 18 imágenes más de las terribles ejecuciones, descubrió lo que el Pentágono hasta ese momento silenciaba. En la instantánea se puede advertir el pavor de las víctimas ante una muerte inmediata.

Sin embargo, por mucha que haya sido la repercusión mediática alcanzada por la revelación de los hechos, los de My Lai, los de Abu Ghraib, Guantánamo y Faluya, por mucha la importancia y significación que le conceda el potentado y magnífico escritor Vargas Llosa a la libertad de prensa en Estados Unidos, hay otro detalle que caracteriza las consecuencias de estos deleznables y probados hechos ante los tribunales de aquel país:

En May Lay fueron asesinadas más de quinientas personas, en su mayoría niños, mujeres y ancianos, pero la justicia sólo encontró culpable de aquella carnicería a un tal teniente Calley. Condenado en principio a cadena perpetua, la reducciones de pena dejaron la misma en un arresto domiciliario de tres años y medio. ¿Qué se sabe de los torturadores de Abu Ghraib? ¿Qué de quienes, una vez desmantelado el campo de concentración de Guantánamo -si eso fuera finalmente posible-, pasen a la historia como responsables de tal ignominia?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los horrores de la guerra. Esto ya lo pintó Goya y lo que ahora celebra Espe es la españolidad, que supuso el regreso del monarca felón, tatatarabuelo del presente.

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