martes, 8 de abril de 2008

JOSE COUSO: CINCO AÑOS DE CONMOCIÓN Y ESPANTO


Félix Población
Fue casi al alba del 3 de marzo de 2003 cuando los aviones de Estados Unidos y Gran Bretaña, secundados por otras fuerzas militares aliadas, iniciaron el bombardeo de Bagdad. El nombre dado a la operación por el Pentágono fue sin duda el más apropiado para lo que a la larga representaría aquella invasión y conquista: Conmoción y espanto. Nadie ha desmentido al día de hoy, por parte de los gestores de aquella descomunal y bárbara iniciativa armada, el millón de muertos que según ciertas asociaciones de Derechos Humanos ha ocasionado hasta ahora la ocupación de aquel país. Súmese a ello otro millón y pico de desplazados, según datos de la Oficina Internacional de Migraciones.

Para contar aquella guerra, que fue declarada unilateralmente sobre argumentos falaces y contra la que se opuso la ciudadanía en múltiples manifestaciones celebradas en las principales capitales del mundo, se desplazaron a Irak los equipos de reporteros habituales en este tipo de contiendas. Coincidentemente con esa oposición ciudadana al conflicto, nunca antes el seguimiento de unos episodios bélicos tuvieron en los primeros meses de su desarrollo -sobre todo- tan alto número de bajas entre los informadores. Dos de ellos eran españoles y fallecieron uno tras otro los días 7 y 8 de abril de aquel año.

Se llamaban Julio Anguita Parrado, periodista del diario El Mundo, que murió como consecuencia de un ataque iraquí contra un campamento de las tropas estadounidenses al sur de Bagdad, y José Couso, camarógrafo de Tele 5, que perdió la vida como consecuencia del proyectil disparado por un tanque norteamericano contra el piso del hotel Palestina donde se hallaba el reportero. Tanto la Audiencia Nacional como el Supremo dictaron en su día órdenes de busca y captura contra los militares implicados en esta acción, pero esas órdenes no han sido cursadas porque políticamente este gobierno, como el del señor Aznar, no se atreve a tanto frente a un presunto crimen de guerra del que es responsable la gran potencia invasora.

Junto a José Couso, cuyos familiares y amigos persisten en sus reivindicaciones frente a la embajada norteamericana en Madrid todos los días 8 de cada mes, falleció en el hotel Palestina un periodista ucraniano y fueron atacadas ese mismo día las cadenas televisivas Al Yazira y Abu Dhabi. Demasiadas coincidencias en una misma jornada contra el derecho a la información que ampara la Convención de Ginebra.
Visto con el distanciamiento que da el tiempo y la impunidad de los culpables, tal parece que todas esas acciones obedecieran a la consigna de reducir al máximo la repercusión mediática de un largo conflicto, contra el que se opuso la ciudadanía mundial y cuyo titular más idóneo para los libros de historia iba a ser a la postre el que el Pentágono dio aquella mañana del 3 de marzo a la operación bélica: Conmoción y espanto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

USA tiene muchas más páginas de conmoción y espanto en nombre de sus intereses.

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