miércoles, 26 de marzo de 2008

RAFAEL AZCONA: LOS MUERTOS NO SE TOCAN


Lazarillo
Lo mejor de nuestro cine a lo largo de este medio siglo último lo escribió él. Vamos a echarlo mucho de menos por eso. El arte del guión es la voz de las imágenes y no hay película que pueda optar a la excelencia sin ese imprescindible requisito. Que llegara a ser un maestro del género habiendo llegado a ejercerlo por azar, induce a creer que ese sino fue fruto de la necesidad. El cine español quedaría muy resentido de argumentos sin el talento para hacerlo hablar que tuvo Rafael Azcona. A Rafael no le gustaban nada los panegíricos. Los repudió en vida, alejado siempre de los primeros planos de la notoriedad, y así quiso mantenerse hasta el final. Supimos de su muerte cuando ya era ceniza. Los muertos no se tocan, había escrito. Ni se enseñan, había dicho. Aunque prestó lo mejor de su vida y de su ingenio al espectáculo del cine, tanto su vida como su muerte quedaron al margen del vanidoso espectáculo de la fama. En correspondencia con la jovialidad, agudeza y sencillez de su personalidad, de la que tanto gozaron sus amigos, Azcona completó con su adiós un the end que lo define. Colmó así de coherencia la trayectoria de su biografía. La última ironía de Rafael Azcona fue morir un domingo de Resurrección, según Vicent. Ese día el cine español perdió lo mejor de su habla, aunque la simbología de la fecha ha querido también indicarnos que esa voz no se apagará nunca. Nos ha sabido reflejar con ella. Por eso el cine en que ha quedado instalada será como un espejo de la vida hecho a nuestra imagen.


RedDIARIO
Uno de los más grades escritores de cine de Europa, no sólo de España. (González-Sinde).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Era un maestro de la vida y de la palabra, usted lo dice muy bien.

Anónimo dijo...

Le hubiera gustado mucho al fallecido lo que usted ha escrito. Muchas gracias.

Lalo dijo...

Un articulazo, enhorabuena.

Publicar un comentario