martes, 25 de marzo de 2008

LA IGLESIA PERSEGUIDA Y ACOSADA


Félix Población
Es hasta cierto punto comprensible, dado su aferramiento al pasado remoto y el éxito que le procuró siempre esa referencia, que la jerarquía eclesiástica española aproveche el menor atisbo que cuestione sus hasta ahora intocables privilegios para recurrir a uno de sus más exitosos eslóganes. Lo que pasa es que eso de la iglesia perseguida y acosada, que tanto rendimiento tuvo en su currículo, no reza en las vigentes calendas como no sea como ostensible e inadmisible dechado de cinismo. Lo venimos comprobando año tras año, gobierne quien gobierne, en el transcurso de la Semana Santa.

Sin necesidad de residir en la Comunidad de Castilla y León, donde los espectáculos procesionales -incentivados sin duda por gozar de unas máximas expectativas turísticas- perduran día tras día y hora tras hora en los canales de televisión privados y adscritos a la influencia ideológica de la derecha gobernante, los telespectadores de La 2, perteneciente al organismo público Corporación RTVE, tuvieron que soportar una media diaria de más de tres horas de programación confesional entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección. El Viernes Santo se llegaron a superar incluso las cinco horas, como si se pretendiera remedar con tal maratón los que configuraban esa fecha en los tiempos oscuros y sacrificiales del nacional-catolicismo.

Por si eso fuera poco, y tal como observaba ayer lunes la ex diputada de Izquierda Unida Isaura Navarro, el Ministerio de Defensa sigue permitiendo durante esos días el lucimiento en las fachadas de determinados centros militares de la bandera nacional a media asta, tal como ha ocurrido una vez más en el mismísimo Cuartel General de la Armada de Madrid, algo que no ocurre en ninguna otra dependencia oficial, incluido el Palacio Real.

Es asimismo de todo punto improcedente, según el artículo 16.3 de la Constitución, el desfile año tras año en ciertas procesiones semanasanteras de tropas militares y policiales, a los que se aprestan con el atuendo uniformado y sus armas reglamentarias a la funerala en señal de duelo.

En los treinta años casi cumplidos de vida constitucional, este país ha dispuesto de repetidas oportunidades para avanzar en una aconfesionalidad creíble y cierta del Estado. Al menos así deberían considerarse aquellas legislaturas presididas por un gobierno del Partido Socialista. Si en los años ochenta no se hizo por temor a quebrar las componendas transicionales, parece obligado que ZP acometa en su segundo mandato lo que no debería haber perdurado al término del primero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No lo veremos. Mucho menos ahora en que el PSOE ha ocupado prácticamente todo el espacio de Izquierda Unida, cuya fuerza para una política más de iezquierdas ha quedado muy mermada.

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