Melibea
Celebro que con Avui ya sean tres los diarios que desechan de sus páginas toda publicidad que suponga, comporte o implique prostitución encubierta, en las muy variadas formas que este lucrativo mercado ha adoptado para colarse en los periódicos con su plural muestrario de ofertas. Que yo sepa, sólo tres medios han resuelto no competir en esta materia con el resto: 20 minutos, Público y el ya citado diario catalán y en catalán. Por contra, periódicos tan solventes y prestigiosos como El País, no sólo mantienen sus breves a base de contactos y masajes propiciatorios del sexo mercantil, sino que no tienen ninguna reserva en hacer ostensible esa misma orientación propagandística en color y a toda página en la revista de los domingos. Lo podemos comprobar en la penúltima página de El País Semanal, la siguiente a la que firma cada semana con la soltura crítica que le caracteriza el escritor Javier Marías. Así, una vez disfrutada la capacidad de análisis inteligente que sobre la actualidad nos suele ofrecer Marías en La zona fantasma, el lector hallará con sólo girar la vista a la derecha La zona videoporno, convenientemente ilustrada a base de Negritas viciosas, Chicos en su salsa, Las parejas más calientes o El sexo más duro. Todo ello sazonado con los correspondientes números telefónicos al alcance de grandes y chicos. Esto viene ocurriendo desde hace años sin que ninguno de los reputados articulistas que colaboran en esa publicación cada domingo haya reparado al parecer en el contraste entre su prestigio, la sesuda respetabilidad de sus criterios y esa carnal mercadería propia del subgénero periodístico más cutre. ¿No tendría algo que objetar el propio Marías ante tan zafia y inadmisible publicidad a un vistazo de su prosa? ¿O se lo impide su discreción bien retribuida ante la empresa pagadora?
Celebro que con Avui ya sean tres los diarios que desechan de sus páginas toda publicidad que suponga, comporte o implique prostitución encubierta, en las muy variadas formas que este lucrativo mercado ha adoptado para colarse en los periódicos con su plural muestrario de ofertas. Que yo sepa, sólo tres medios han resuelto no competir en esta materia con el resto: 20 minutos, Público y el ya citado diario catalán y en catalán. Por contra, periódicos tan solventes y prestigiosos como El País, no sólo mantienen sus breves a base de contactos y masajes propiciatorios del sexo mercantil, sino que no tienen ninguna reserva en hacer ostensible esa misma orientación propagandística en color y a toda página en la revista de los domingos. Lo podemos comprobar en la penúltima página de El País Semanal, la siguiente a la que firma cada semana con la soltura crítica que le caracteriza el escritor Javier Marías. Así, una vez disfrutada la capacidad de análisis inteligente que sobre la actualidad nos suele ofrecer Marías en La zona fantasma, el lector hallará con sólo girar la vista a la derecha La zona videoporno, convenientemente ilustrada a base de Negritas viciosas, Chicos en su salsa, Las parejas más calientes o El sexo más duro. Todo ello sazonado con los correspondientes números telefónicos al alcance de grandes y chicos. Esto viene ocurriendo desde hace años sin que ninguno de los reputados articulistas que colaboran en esa publicación cada domingo haya reparado al parecer en el contraste entre su prestigio, la sesuda respetabilidad de sus criterios y esa carnal mercadería propia del subgénero periodístico más cutre. ¿No tendría algo que objetar el propio Marías ante tan zafia y inadmisible publicidad a un vistazo de su prosa? ¿O se lo impide su discreción bien retribuida ante la empresa pagadora?
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