ENSEÑANZA Y DERECHOS HUMANOS EN CHILE

Melibea

Leo que esta pasada semana, coincidente con el aniversario del fallecimiento en el lecho del general Augusto, se celebraron en Chile masivas y cualificadas convocatorias en pro de los Derechos Humanos. En la Plaza de Italia de Santiago se congregaron millares de personas que partieron hacia la Escuela San María de Iquique para homenajear la memoria de los obreros asesinados allí hace un siglo. Los artistas y personalidades de la cultura suscribieron un manifiesto para que un hecho así nunca más vuelva a repetirse. También en la Universidad de Santiago acaba de celebrarse la primera edición del Congreso Nacional de Derechos Humanos. Luego de verificar un diagnóstico sobre las circunstancias por las que discurre el país en esa materia, los concurrentes consideraron que el Estado de Chile es estructuralmente violento en relación al incumplimiento de los derechos civiles y políticos de los integrantes de las regiones y pueblos de Chile, en particular del pueblo Mapuche. Según los delegados, dada la desigualdad e inseguridad en el respeto a los derechos elementales, éstos no garantizan el desarrollo pleno de las personas en la nación. Sirva como oportuna ilustración de este último argumento lo que ahora mismo está ocurriendo allí con determinados centros de enseñanza. En Chile, los directores de los liceos secundarios son designados por las intendencias. Anteayer, todos los alcaldes de derecha se pusieron de acuerdo y se negaron a distribuir los textos oficiales con los nuevos contenidos que en algunos casos están referidos a las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. No niegan que esas violaciones existieron, simplemente no quieren que los alumnos las conozcan. Desconocerlas es tanto como predisponer al país al riesgo de que puedan volver a repetirse.