Félix Población
Eran previsibles los dos y diferentes discursos que los militantes del Partido Nacionalista Vasco escucharon ayer en la Campa de Foronda con motivo del Alderdi Eguna. Al del señor Ibarreche, abogando por su referéndum soberanista de todo punto ilegal, lo corearon algunos al grito de independencia. Al de don José Juan Imaz, todavía presidente del PNV, se le prestó una escucha mucho más receptiva de la que cabía esperar ante quien ha decidido una cauta, inteligente y puede que sólo circunstancial retirada política.
El fibroso lehendakari anunció que no le temblará el pulso para seguir adelante con su propósito, lo cual -además de una frase con muy malas y caudillescas resonancias, en sintonía con la determinación que la origina- refrenda el poco reparo que tiene el señor Ibarreche en plantearse las razones morales de su pertinaz empeño. Éstas no son otras que el aprovechamiento que del enfrentamiento del lehendakari con el Estado, sólo por cerril protagonismo personalista, puede sacar la banda terrorista ETA.
Frente a esa actitud hará bien el Gobierno de España en no servirse de la demagogia electoralista que el Partido Popular utiliza a rebato para negarle al señor Ibarreche lo que le niega la Constitución. Llenarse la boca de banderas, orgullos y símbolos patrios sólo puede ser útil a quienes han hecho de la oposición una rancia estrategia catastrofista basada en la ruptura de España. Al Gobierno le basta con la aplicación estricta de la ley. De ese modo no se encresparán los nacionalismos desaforados de uno u otro lado, a los que tan bien les van iniciativas como la del lehendakari para ejercitarse en su ideario retrógrado a dos bandas.
Tal como repitió ayer el señor Imaz, según los postulados expuestos en el artículo periodístico en que anunció su retirada, conceptos como soberanía o independencia no tienen hoy el mismo sentido que en tiempos de don Sabino Arana. Para el presidente del PNV, la transversalidad es la garantía de cualquier proyecto en una sociedad tan plural como la vasca: No es más fiel al partido el que más escandaliza a Madrid, sino el que es capaz de alcanzar acuerdos realistas.
En función de ese realismo, el tiempo en que vivimos y la Europa en la que estamos integrados, no se puede promover una consulta como la del fibroso lehendakari fuera de la ley. Si el señor Ibarreche pretende comprobar en la ciudadanía vasca el grado de aceptación del independentismo, como si esa comunidad fuera su propio partido, confórmese don Juan José con restringir ese referéndum al PNV, si es que lo encuentra dividido entre autonomistas y soberanistas. A lo mejor se lleva una sorpresa. Lo que no se puede es trasladar esa división a la sociedad vasca.
3 comentarios:
La prisa del lehdakari la pagará su partido en las elecciones, como le ocurrió en las últimas urnas con su plan.
Lo de dos bandas en los partidos es alho harto sabido, pero el ideal del nacionalismo es la independencia, lo sabemos muy bien, así que la diferencia entre Ibarreche e Imaz puede estar en la táctica,no en el fin.
Si este fibrado chico de salientes orejas y trajes lujosos persiste en su empeño, comete prevaricación y, por lo tanto, debe ser depuesto del cargo que ocupa. Esa es la Ley. Tengo muchas dudas de que el señor Zapatero la aplique y muy pocas de que el señor Rajoy, llegado el caso, la aplicará. Es evidente, naturalmente, que el PP también tiene la culpa de esto. ¿A quien se le ocurre aprovecharse de los fallos de un gobernante débil, que proclama en público que el concepto de nación "es discutido y discutible"? Lo será para él. O si no que se lo pregunten al Presidente de la República francesa, poniendo por caso.
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