domingo, 7 de octubre de 2007

El okupa de La Moncloa

Melibea

El alcalde de Salamanca se caracteriza por ser muy enfervorizado paladín de las esencias de su partido ante la presencia de sus jefes. Siempre que se presenta cualesquiera de ellos en la ciudad que rige, aunque se trate de un líder a la baja y sin capacidad de liderazgo como don Mariano Rajoy, el señor Lanzarote se apresta a la desmesura para nutrir así su ya abundosa cosecha de improperios contra el adversario. Los ciudadanos de aquella antigua y hermosa capital castellana están habituados a la jerigonza afrentosa con la que el primer edil suele referirse al Partido Socialista, sobre todo en los preámbulos de una consulta electoral. Esta vez, esta misma mañana, la visita del señor Rajoy ante la incondicional muchedumbre charra del Partido Popular ha enardecido hasta tal punto a don Julián que ha calificado al señor Presidente del Gobierno de España como El okupa de la Moncloa, en clara referencia a la calenturienta conspiranoia aventada por los medios afines al aznarato hasta hace bien pocos meses y durante tres largos y tediosos años de oposición yerma y cerril. A estas alturas de la legislatura, y en visperas de que se resuelva judicialmente el 11-M según es de justicia, lógica y razón, el recurso a ese injurioso y miserable calificativo por parte del señor alcalde de Salamanca denota hasta qué punto la inteligencia se obtura y se resiente la capacidad de crítica cuando a la ejecutiva de todo un partido, así como a sus fieles más fanáticos, los ciega el resquemor y el resentimiento por una derrota electoral democrática y justa. Pensaba que esa absurda teoría había quedado arrumbada en el inmundo trastero mediático que prestó cobertura a toda aquella infamia, pero el señor Lanzarote nos ha demostrado una vez más que nadie como él para rastrear en esos fondos denigrantes de la inquina. No olvidemos que al pie del edificio consistorial que gobierna se le dispensa al medallón de Franco cada 20-N protección especial mediante envase al vacío. Así evita don Julián que lo profane el rojerío y eso le cueste al Ayuntamiento de la ciudad unos miles de euros por su reparación. No creo que haya en España, al día de hoy, otros contribuyentes que como los salmantinos paguen por reparar la memoria del dictador que todavía deben soportar en la mismísima Plaza Mayor. No hace falta recordar que para Franco el régimen republicano también fue un okupa.

(Foto: Victorino G.)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Convengo con uested en que las declaraciones del alcalde de Salamanca pecan de vehemencia y acusan injustamente al Sr. Presidente del Gobierno. No obstante, tampoco me parece de recibo aceptar que la oposición es tan yerma y tan cerril como asegura, ni dar por sentado que el Sr. Rajoy carece de capacidad de liderazgo, aunque desde luego no sea el mejor lider de todos los posibles. La oposición no puede ser yerma cuando, según las últimas encuestas, consigue un empate técnico técnico con el partido en el poder. En cuanto a esos fieles fanáticos a los que se refiere, sin duda los hay; pero son los menos.

Small Blue Thing dijo...

JO.

(para david b., apuntar que lo yermo es la población, no la oposición)

Anónimo dijo...

El resentimiento es yermo porque sólo da como fruto el fanatismo.

Anónimo dijo...

Es muy grave que un alcalde que va a ganar otra vez en Salamanca utilice esa expresión para coonsolidar sus votos, pero conociendo aquella tierra no me extraña.

Anónimo dijo...

Pero es que lo del resentimiento es cosa que postula siempre la izquierda de la derecha sin llegar a demostrarlo jamás. Disentir con la política del Gobierno no es, a mi juicio, resentimiento a condición de que se apoyen con argumentos las propisiciones y críticas que se hagan.

Anónimo dijo...

Resentimiento y no disentimiento es lo que ha demostrado el alcalde de Salamanca, como antes muchos de sus jefes.

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