Félix Población
Entre los mejores recuerdos de mi dilatada experiencia como espectador teatral ocupa el actor y dramaturgo Darío Fo un lugar preeminente. Premio Nobel de Literatura en 1997, Fo mantiene a sus activísimos 81 años toda la longevidad que le transmite su dinamismo creativo y su capacidad de entrega y apasionamiento escénicos. Para conseguirlo no hay otro milagro que una ejecutoria como la suya, siempre a la luz de lo que su conciencia social le inspira en función del arte que de modo tan íntegro e integral profesa.
Ahora Darío Fo acaba de inaugurar el Festival Internacional de Gerona-Temporada Alta y lo ha hecho desde la última página infamante de la actualidad internacional: la represión en Birmania. Por lejana que nos suene la degradante, larga y crudelísima dictadura que vive ese país durante tantos años, el admirado actor italiano se implica en esa realidad a escena abierta, insertándola con todo la capacidad de denuncia y vigor de la que el buen teatro es capaz en su muy reconocido y magnífico espectáculo Misterio Buffo.
Como se sabe, Misterio Buffo es un debate en prosa basado en un poema juglaresco italiano en el que se argumenta la vinculación entre la censura y el conocimiento desde la misma escuela. Mediante una trasgresión formal de los antiguos misterios sacramentales, el espectador asiste a las estrategias de las que se sirve el poder en sucesivas épocas para deformar y censurar las verdades. En ese contexto cabe lo que Darío Fo pueda haber decidido plasmar acerca de la actual situación en Birmania, porque nada de lo que contribuya a reprimir el conocimiento y la libertad le puede ser ajeno a un espectáculo de las características del que Fo interpreta tan magistralmente.
Darío Fo sigue en pie sobre los escenarios porque es mi vida, dice. No está cansado: He visto morir a varios actores en escena, personas que con enfermedades terminales han querido trabajar hasta el último momento. Porque en nuestro trabajo la vida es actuar. El actor y dramaturgo italiano no piensa en una muerte tan romántica y épica al expresarse así. Sencillamente obedece a la condición esencial de su oficio: Cuando uno es fabulador como yo, es fundamental comunicar, plantear a los otros los problemas...Porque vivimos una época dominada por la desinformación organizada desde el poder.
La frase de cabecera que preside la trayectoria ética y profesional de Fo pertenece a su madre. Se la dijo cuando ya estaba enferma y nos vale a todos: Dejas de vivir si dejas de ser útil, cuando no te preocupas por alguien.
Al hablar de sus sueños cuenta Fo que son maravillosos: Como soy escritor y director de escena tengo sueños muy bien construidos.
6 comentarios:
Admiro a la gente como Fo y les agradezco su forma de vivir; con su experiencia de la vida y del mundo, su inteligencia, su capacidad expresiva y su fuerza vital rompen el tupido velo con el se esconde lo que pasa.
Gracias, Félix, por dar foco a personas y acontecimientos que generalmente quedan en sombra. Hace falta quien, como tú,nos ayude a quitar las orejeras para que podamos ver el resto del camino.
Mi agradecimiento a quienes como Folía hacen posible que cada día busque las palabras para lo que pienso y siento.
Esa frase está tan llena de sabiduría que la he apuntado en mi agenda para leerla de vez en cuando. Admiro al hijo, pero admiro aún más a la madre porque supo decir, en muy pocas palabras, en qué consiste la única Verdad de la vida.
Todavía quedan maestros en la ciencia de vivir con maestría.
Afirtunadamente hay más verdades en la vida, como la vida misma.
Yo también he disfrutado mucho con los espectáculos de Fo, creo que es el hombre de teatro más completo en activo y estoy seguro de que su vitalidad alimenta su teatro y el teatro le mantiene a él tan vivo como siempre.
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