miércoles, 15 de agosto de 2007

Los agrocombustibles son más hambre y sed contra el mundo


Luisa de León

Hace poco más de una semana, según una información publicada en el diario El País, los ganaderos de Galicia mostraban su disconformidad con la subida en un 30 por ciento en el precio de los piensos, achacable al auge de los llamados biocarburantes. El encarecimiento del maíz se cifra en un 60 por ciento, mientras que el trigo y la cebada cuestan un 50 por ciento más que en 2006. De esos datos se desprende que la producción de leche sea hoy un 15 por ciento más cara que hace un año y que el brick tendrá un precio equivalente al de un litro de gasóleo. Sin embargo, con haber hecho posible la equiparación entre el precio de la leche y el gasóleo, los biocombustibles no han conseguido hasta ahora que baje el precio de la gasolina. En parecido sentido al de los ganaderos gallegos se han manifestado los panaderos de esa Comunidad Autónoma, según una noticia difundida por la agencia Efe el pasado 9 de agosto. Para éstos, la compra masiva de cereales para su transformación en biocombustibles representa una serie amenaza para el sector, pues el incremento en el precio de materia prima se puede cifrar en un 66 por ciento, con su inmediata y sensible repercusión en el precio del pan de cada día. Por si fuera poca la alarma que deberían promover esas noticias respecto al encarecimiento de la leche y el pan, un grupo de especialistas reunidos en la Semana Mundial del Agua que se está celebrando en Estocolmo nos acaba de advertir de las graves amenazas que los agrocombustibles representan para las reservas acuíferas del mundo. En este sentido, el Instituto Internacional de Agua de Estocolmo (SIWI por sus siglas en inglés) presentó sus previsiones, a través de las cuales asegura que la producción de agrocombustibles provocará, para 2050, que se duplique la demanda actual de agua para la agricultura. Su objetivo será nutrir nuestra máquinas y seguir desnutriendo y desecando a la Humanidad más postergada.

RedDiario
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MÁS DERROCHE EN EL NORTE, MÁS HAMBRE EN EL SUR
Europa aspira a que los agrocombustibles satisfagan algo menos del 6 por ciento de la energía que necesitarán los transportes terrestres en 2010, y un 20 por ciento en 2020. Por su parte, Estados Unidos se propone una producción de 35.000 millones de barriles por año. Para alcanzar esas metas, Europa debería comprometer el 70 por ciento de su superficie cultivable y, en Estados Unidos, la totalidad de las cosechas de maíz y soja tendrían que ser utilizadas para la elaboración de biodiésel o etanol, lo que provocaría una hecatombe alimentaria en el opulento mundo del Norte.
Víctor Ego Ducrot, APM/AlcaAbajo

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800 MILLONES DE VEHÍCULOS, 800 MILLONES DE DESNUTRIDOS
Vamos a alimentar vehículos y desnutrir personas. Hay 800 millones de vehículos automotores en el mundo. El mismo número de personas sobrevive en desnutrición crónica", sostiene el teólogo brasileño Frei Betto.
El futuro se llama ahora biocombustible.
Así impone el mercado de las multinacionales y así repiten los gobiernos de América del Sur, nacionales y provinciales. A partir de la soja, combustibles. Aunque para semejante demanda sea necesario inventar desiertos donde antes irrumpían pampas sin fin, montes de sombras impenetrables o bosques de vidas multicolores.Biocombustible es la nueva exigencia del dios sediento de sacrificios en el nuevo altar del siglo veintiuno.
Carlos del Frade, Agencia Pelota de Trapo, PiensaChile

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de los biocombustibles acaba de empezar y ya lo estamos notando...Para que luego digan algunos que los BC son ecológicos...

Anónimo dijo...

Si en hambre y sed vamos a ir a peor, ¿cómo calificar a esta ciuvilización de avanzada y a nuestra sociedad de bienestar? Esto lo que es una nueva edad media global, donde la explotación de un mundo acaba con otro.

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