El miedo del PSOE al PP cede Navarra a UPN

Félix Población

De vuelta de unos pocos días de asueto, en los que asistí perplejo a la dilucidación del caso navarro, considero que la dimisión del señor Puras, presidenciable a un gobierno de progreso en aquella Comunidad sustentado por el Partido Socialista y Nafarroa Bai, se me antoja una muy leve repercusión a la decisión de Ferraz de reprimir tal alternativa.

A la de don Fernando debería haber seguido la de la ejecutiva en pleno del PSN-PSOE, pues la determinación tomada en Madrid, tan difícil de argumentar como don José Blanco ha demostrado con sus vacuas explicaciones, no tiene más razón de ser que la excesiva prevención del Partido Socialista al uso electoralista que de tal alianza podría hacer el Partido Popular ante los próximos comicios generales.

A eso, que se le llama miedo y es a lo que ha obedecido la ejecutiva nacional del PSOE para vetar el acuerdo entre los socialistas navarros y NB, también se le podría aplicar un calificativo de mayor calado, pues el miedo no sólo proviene de una hipotética y más que aventurada previsión de que tal pacto favorecería el incremento de votos de la derecha entre los votantes del centro.

Desde la sede central socialista de Ferraz se acaba de facilitar que don Migue Sanz, bajo cuya presidencia corrió la gobernación de Navarra, repita mandato después de haber sostenido él y su partido, la Unión del Pueblo Navarro, que el PSOE había vendido Navarra a ETA, entre otros agravios de parecido jaez.

El que el señor Sanz vuelva a presidir esa Comunidad gracias a la ejecutiva nacional del partido al que tan gravemente ha injuriado, sí podrá ser -me temo- un factor en contra del voto socialista en las próximas elecciones. Porque aparte de la derecha a la que tanto temen en Madrid, los votantes del PSOE podrían decantarse en Navarra por otras alternativas, incluida la de la abstención, y a la que sin duda yo me acogería -como castigo menor- de encontarme tan defraudado con el proceder de Ferraz como sin duda lo estarán muchos de los socialistas navarros.

No es para menos. Gracias a la ejecutiva nacional de su partido volverán a tener como presidente de su Comunidad Foral a quien pública y repetidamente propaló contra ellos ofensas muy graves.

RedDiario
Noticia
CRISIS EN EL PSN
La crisis desatada en el PSN tras el veto de Ferraz a que la formación navarra pactara con los nacionalistas de Nafarroa Bai para gobernar en la comunidad foral podría cumplir en breve un nuevo capítulo. Un nutrido grupo de alcaldes, concejales y militantes han propuesto la recuperación como candidato del dimitido Fernando Puras, así como la desobediencia con respecto a las consignas de Ferraz e, incluso, concentraciones para mostrar su indignación por lo sucedido. Por su parte, otros sectores del socialismo navarro contemplan con preocupación la situación creada en el seno de la federación autonómica y se encuentran en pleno esfuerzo por acercar las posturas de ambos bandos y acabar con las tensiones internas. Una situación difícil que debe llegar a buen puerto.
El Plural

Artículo
ESTRATEGIA DE MESA CAMILLA
La contramarca del Partido Popular en la Comunidad Foral sale reforzada. UPN se alza con el santo y la limosna. Miguel Sanz, el presidente foral en funciones, cuando menos, se merecía el correctivo de no repetir mandato gracias a la abstención socialista. No es de recibo que quien convocara, desde su cargo oficial, una manifestación contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero, con el falaz argumento de que éste Gobierno, el socialista, había decidido vender Navarra a ETA, se vea ahora apoyado por la dirección del PSOE.
Ciertamente, se trata de un apoyo pasivo e, incluso, se quiere vender como una jugada electoral, de cara a las generales de marzo de 2008. Y Ferraz lo presenta como una estrategia, mientras los incondicionales gallegos de José Blanco, poniendo cara de grelo maquiavélico, susurran al oído del columnista, que dentro de ocho meses, quizá de nueve, puede haber un cambio –entiéndase moción de censura— en Pamplona. ¡Pues vaya estrategia de mesa camilla!
Paco Vilariño, Diario Crítico