jueves, 2 de agosto de 2007

ZP llega tarde a Canarias


Lazarillo

La pregunta que dio título a aquella excelente película titulada ¿Arde París? podría aplicarse con mayor fundamento a nuestro país y a la fatal suerte que corren sus bosques verano tras verano, porque no hay estío que no arda una porción notable de nuestro patrimonio forestal. La media anual de superficie quemada en España a lo largo de los últimos tres lustros asciende a 150.000 hectáreas, con unas pérdidas calculables cada año en torno a los 300 millones de euros. En la memoria más reciente, por lo que concierne a la actual legislatura, están los casos de la provincia de Guadalajara y Galicia, donde además se registraron víctimas mortales.

No las hubo en los incendios que acaban de sufrir las islas de Gran Canaria, Tenerife y la Gomera, pero el balance es desolador: Más de 35.000 hectáreas han sido pasto de las llamas y un total de 12.000 vecinos han tenido que ser evacuados por residir en las zonas más afectadas. En el transcurso de las últimas fechas, hemos podido asistir al creciente incremento de la superficie quemada, favorecido por las altas temperaturas y el impulso del viento, sin que hasta muy última hora el señor Presidente del Gobierno decidiera cambiar el orden de prioridades de su agenda.

Quien corra con el compromiso de diseñar el dietario de ZP, ha estado a punto de cometer un desliz que sólo sobre la marcha ha corregido, sin poder evitar la notoria y acelerada improvisación de que ha dado muestra. En principio, ZP iba a estar en Barcelona para interesarse por la deplorable experiencia vivida en aquella ciudad a cuenta de la compañías eléctricas privatizadas por el Partido Popular, cuyos pingües beneficios no sólo no garantizan un servicio eficaz a los usuarios, sino que los dejan al albur de situaciones tercermundistas como las experimentadas por miles de barceloneses.

Ese viaje lo iba aprovechar el señor Presidente para homenajear en Esplugas a la nueva ministra de Vivienda, sin que sepamos a cuento de qué procedía tal agasajo. Cuando ya todo estaba ultimado para que ZP volara a Barcelona, alguien debió reparar en la prioridad canaria, dado que el fuego seguía su curso expansivo y adquiría caracteres de titular alarmante en los medios.

El señor Rodríguez Zapatero recapacitó a tiempo y prometió en las islas la reparación millonaria y debida a los afectados (300.000 euros), pero pese a su diligencia y a las inversiones acordadas por su gobierno desde 2005 en pro de una mayor prevención en el control de incendios (un 20 por ciento más), tengo la sensación de que la actuación de ZP no ha sido todo lo puntual y diligente que la situación canaria requería, como no lo fue en Guadalajara hace dos años ni en Galicia en 2006.

Cada vez que arde España, como ardió estos tres veranos últimos y viene ardiendo desde hace muchos más, es mucho lo que nos jugamos como para dejarse influir sólo por la presión medíatica para decidir dónde debe estar de inmediato y sin dilación un Presidente del Gobierno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero al menos esta vez ha ido, no como en Guadalajara.

Anónimo dijo...

ZP ha estado bien, déjate de gaitas.

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