martes, 17 de julio de 2007

Otro libro sobre Allende: Las armas del ayer, de Max Marambio

Hermes H. Benítez

De lectura fácil, este pequeño libro de 181 páginas de texto cuenta con gran naturalidad y soltura aspectos de la fascinante vida de su autor, hijo del diputado socialista Joel Marambio, que transcurriera en una época marcada, primero, por la revolución cubana, luego por la guerrilla del Che en Bolivia, y posteriormente por el gobierno de la Unidad Popular y el golpe de Estado en Chile. Ubicado, por los contactos internacionales de su padre y por sus propias convicciones revolucionarias, en el centro de estos importantes acontecimientos históricos, Marambio nos presenta su propia versión e impresiones de los hechos que le tocó vivir en su juventud, entre los que destacan: su participación en el GAP, la guardia personal del presidente Allende, sus experiencias durante el 11 de septiembre, el asedio militar y el combate en la embajada cubana aquel día, su solitaria y peligrosa permanencia en el interior de esta sede diplomática, luego que debiera ser abandonada por la totalidad de su personal a los pocos días del Golpe.

Casi siempre bien informado (1), desde su posición de protagonista comprometido, Marambio nos relata con gran veracidad cada uno de estos hechos, entregándonos desconocidos detalles que ayudarán a los historiadores de este período heroíco a formarse una visión más completa y fidedigna de lo entonces ocurrido. Ocupa un lugar especial el relato de sus "aventuras", alrededor y dentro de la Embajada Cubana, en los días y meses posteriores al Golpe.

En cuanto a la visión que Marambio proyecta de Allende, como hombre y político, nos parece particularmente perceptiva y penetrante, aunque no desprovista de una cierta tensión interna, como la que se trasluce en el siguiente pasaje: "La muerte de Allende me dejó un dolor muy íntimo, que no pude compartir con aquellos que me rodeaban en el momento de conocerse la noticia. No se me ocurrió solicitar un minuto de silencio ni cantar el himno nacional ni decir unas palabras en su memoria. En realidad, ni siquiera el presidente, con el afecto que le tenía, o quizás por eso mismo, se salvaba de mis rencores. Me molestaba que muriera en la porfía de no rendirse ante la evidencia de que la derecha no aceptaría su revolución pacífica ni concediese alguna legitimidad a la lucha armada"(pág. 114). Curiosa frase, porque si bien Allende "no aceptó rendirse ante la evidencia", apostando hasta el final por la revolución por los causes legales; tampoco aceptó rendirse ante sus enemigos, a los que combatió hasta el final con las armas en la mano, terminando así por legitimar de un extraño modo la necesidad y justeza de la lucha armada.

Pero este libro contiene, también, un reflexivo y equilibrado "ajuste de cuentas" con las posiciones rupturistas que el propio autor suscribiera en el pasado como militante del Movimiento de Izquierda revolucionaria, conjuntamente con una revaloración de la figura y ejecutoria del Presidente Allende. En cuanto a lo primero Marambio dice, entre otras cosas, lo siguiente: "Al involucrarse en el debate político cotidiano, el MIR perdió su carácter insurreccional, descuidó su preparación [militar] y socavó la autoridad del gobierno hasta devenir un polo opositor de izquierda. Esto complicó las relaciones de la organización con la UP y su papel en el inestable equilibrio político del momento. También la inhabilitó para desempeñar la función que habíamos decidido que nos tocaría frente al golpe, que con razón creíamos inevitable. Por desgracia, a pesar de toda la entereza demostrada por sus militantes, la organización resultó incapaz de enfrentar la violencia desatada tras el golpe"(págs. 95-96) .

Solo él podía encabezar la resistencia a los golpistas, ya que más que ayudar, hicieron mucho daño las posturas radicalistas de ciertos sectores de la Unidad Popular, que demagógicamente empujaban hacia la izquierda, sin ser consecuentes con las implicaciones que de ello podía derivarse"(pág. 76). Lo anterior pone en evidencia que Marambio suscribe hoy respecto del papel del "polo insureccional", una posición que nos parece esencialmente semejante a la que nos presentara Tomás Moulian en su luminosa "Conversación interrumpida con Allende",(2) según la cual la responsabilidad de la derrota de la UP recaería tanto en los "radicales" como en los "moderados", porque ella se debió tanto a "la ineficacia de la estrategia "moderada", dirigida por Allende, para conseguir negociaciones viables [como] a la incapacidad del polo revolucionario para proponer [e implementar] soluciones radicales verosímiles".

De modo que "no fue sólo la estrategia radical la responsable de los errores políticos, [sino] la combinación [de ellas, su] doble ineficacia". Porque "por un lado estaba la retórica de los "moderados" que se hacían la ilusión (con Allende y el Partido Comunista a la cabeza) de la posibilidad de controlar sin costos la dinámica desplegada. Por el otro lado estaba la retórica de los maximalistas que creían que se podía, con muy pequeños costos, realizar el eslogan de "avanzar sin transar". "La política de los "moderados revolucionarios" fue ingenua y errónea, la de los izquierdistas del "polo revolucionario" fue irresponsable. Hacer la guerra con palabras, careciendo de los recursos que podrían apoyarlas, representa una actitud autodestructiva. Significa facilitar la posibilidad de la masacre, naufragar en la retórica de la muerte."(Moulian, págs. 88, 97-98, y 100) .

En cuanto a su revalorización de Allende como hombre y político, escribe Marambio: "Como era un hombre de honor, su decisión final fue consciente, murió defendiendo la institucionalidad chilena; otra cosa no formaba parte de su proyecto. ...Hoy que vivimos en un mundo de políticos sin convicciones, al pensar en Allende siento nostalgia por su ausencia y lamento mucho nuestras incomprensiones de entonces"(pág. 80)

"Mi relación personal con Allende no fue la de íntimos amigos ni la de un padre y un hijo. No estuvo marcada por una atracción visceral hacia él, sino por un compromiso con el hombre y los fines que perseguía, a pesar de mis diferencias en cuanto a los métodos escogidos para alcanzarlos. Con el tiempo tengo la sensación de que lo quiero más que antes. Estoy consciente de que conocí a una persona excepcional, que necesita de un plazo mayor para que se revele su figura íntegra y su profunda condición humana. El futuro le hará más justicia, cuando la historia logre separar la paja del trigo" (pág. 97) .

reemos que, más allá de toda otra consideración, el libro de Max Marambio merece ser leído, reflexionado y discutido por toda persona interesada en el estudio y comprensión del período histórico en que vivió y murió luchando el Presidente Allende, y del que aún nos queda tanto por conocer, a pesar de los largos años transcurridos desde entonces.

Nota de Redacción: Lo ofrecido es un extracto del interesante artículo publicado en PiensaChile. Allí encontrá el lector el resto del texto con las notas a pie de página correspondientes. Hermes H. Benítez es autor de un libro de sumo interés titulado Las muertes de Salvador Allende.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EL MEJOR LIBRO SOBRE ALLENDE DEL AÑO


ALLENDE. EL HOMBRE Y EL POLITICO
Memorias de un secretario privado
AUTOR: OZREN AGNIC KRSTULOVIC

La memoria colectiva de los pueblos se forma a partir de la suma de las memorias individuales, pero no solo en la simple acumulación de hechos si no que en el significado que se le da a los recuerdos. Ellos, son necesarios porque crean la propia historia y entregan la experiencia necesaria para evitar repetir errores. La memoria colectiva, por tanto, crea un punto de vista particular que de los hechos tienen los individuos y los grupos, dándoles una identidad o reforzando la que ya existe dando forma a la tradición y a la historia.
En su libro “Allende el hombre y el político: memorias de un secretario privado” Ozren Nikola Agnic Krstulovic, chileno-croata e ingeniero comercial de la Universidad de Chile, muestra desde su trabajo como secretario del senador y luego su colaborador por diecisiete años, una descripción intima, personal y coloquial de la vida de uno de los políticos que más huella ha dejado en la historia de Chile. Agnic, fue secretario privado de Allende entre los años 1957 y 1965, período muy agitado en la historia chilena y como testigo privilegiado nos relata hechos históricos desconocidos hasta ahora como el intento del general Carlos Ibáñez del Campo, en el año 1958, para evitar entregar el mando de la nación al recién electo presidente Jorge Alessandri. El general, trató de convencer a Allende de participar en un Golpe de Estado para que el senador socialista asumiera la presidencia en vez del candidato de derecha. Cabe señalar, que Ibáñez era enemigo acérrimo de la familia Alessandri desde que en el año 1927 boicoteara el gobierno de Arturo Alessandri en un intento por impedir la consagración de la Constitución de 1925 que establecía un régimen presidencialista en vez del parlamentario. Lamentablemente para él, fue a golpear a la puerta del hombre equivocado y el año de 1958 debió entregar la banda tricolor al presidente constitucionalmente electo.
Ozren Agnic, no pretende sin embargo darnos una clase de historia de Chile sino que nos muestra sus memorias individuales, que se entrelazan con la memoria oficial de un país. Estas memorias, no reviven ni odios ni resentimientos sino que forman parte de la larga elaboración del duelo particular de este secretario privado, que durante el gobierno de Allende fue presidente Ejecutivo del Banco Regional de Concepción lo que le valió, en los días posteriores al Golpe de Estado de 1973, ser encarcelado, torturado e interrogado tanto en el estadio de esa ciudad sureña como en la isla Quiriquina y otros lugares. Nos narra como fue condenado a una pena de diez años, la que fue conmutada por exilio, tras largos 22 meses de reclusión.. En este caso, los recuerdos no niegan la existencia de esa etapa tan dolorosa de su vida en la cual perdió toda su documentación personal, transformándose en un NN sin estudios ni identidad, sin amigos (salvo honrosas excepciones), en una persona a la cual una vez que salió en libertad, había que evitar saludar por miedo a que lo estuvieran siguiendo. Al intentar revisar el pasado, es imposible no caer en la tentación de ahondar en los resentimientos, sin embargo, en estas “Memorias…” no se evita el dolor ni se dramatiza con él, se lo muestra evitando ahogarse en la pena y en el odio.
El estilo y amenidad de los relatos, cautiva al lector a lo largo de las 322 páginas del libro, incluso en capítulos que señalan la significación para el país de un sistema bancario al servicio de la nación y no de intereses particulares con fines de lucro como es ahora, y la manera como actuaron sectores internos y externos para desestabilizar el mandato de Allende, sólidamente fundamentados en documentacion desclasificada en los EE.UU. de Norteamérica y las investigaciones del Senado de ese país, volcadas en el informe emitido por la denominada Comisión Church de esa corporación , mandatada para indagar acerca de las acciones encubiertas desarrolladas en Chile por compañías transnacionales y los organismos de inteligencia, ordenados por el presidente Nixon y su asesor de seguridad, Henry Kissinger.
El 26 de junio del 2008 se cumplirán cien años del natalicio de Allende. Es de esperar que estas memorias contribuyan a la reconciliación chilena, que es una etapa necesaria en la vida de las personas y de las sociedades, elaborando los duelos necesarios para eliminar los conflictos que surgen. De cara a nuestro bicentenario, estas Memorias publicadas con el sello de Ril Editores (www.rileditores.cl) aparecen como un camino de encuentro entre los chilenos donde la memoria y el olvido además, de ser vinculantes entre el presente y el futuro actúan y ordenan como simbolizaciones de la historia.

Loreto Soler – Periodista
Santiago de Chile

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