martes, 17 de julio de 2007

Dos noticias sobre Dios en diezmo y persona

Luisa de León

La Iglesia Católica de Mozambique ha empezado a cobrar el diezmo a sus fieles, según se informa en un semanario de aquel país. En palabras del arzobispo de Maputo, tal decisión, sobre la que la feligresía se muestra dividida, obedece a la necesidad de superar la crisis financiera y posibilitar la autonomía económica de la archidiócesis. Desde la sede arzobispal se considera que dar una donación como muestra de la fe es la oportunidad que Dios da para convertirnos en mejores personas. Ésta es la leyenda al menos que figura como cartel indicativo en el atrio de la propia catedral de Maputo. No es el único. También ha sido instalada similar propaganda en otras trece parroquias de la capital mozambiqueña, con la posibilidad de que la campaña se extienda por el resto de la nación, pues por ahora sólo se trata de un plan piloto. Se sostiene en el semanario Magazine Independiente, según fuentes de la misma archidiócesis, que para acometer esa medida se han seguido las orientaciones del Vaticano. Conviene tener presente que Mozambique es uno de los países más pobres del planeta y que sólo uno de cada cuatro habitantes se considera católico.

La otra noticia nos llega de Rumanía: Un preso rumano quiso presentar una denuncia contra el mismísimo Dios, con domicilio en el cielo, representado en aquellas latitudes por la Iglesia Ortodoxa. El reo quería responsabilizar a Dios por no haberle protegido contra el Diablo, el cual le tentó hasta el punto de llevarle a cometer un homicidio. El recluso no tuvo ningún reparo en acusar al Sumo Hacedor en su escrito de incumplimiento de contrato, suscrito en el momento de su bautismo, así como de estafa y abuso de autoridad. Si se tiene en cuenta que el preso padece algún tipo de alteración mental, su denuncia no llama la atención. La llama la respuesta formulada por la Fiscalía del Estado para rechazar la demanda, alegando que Dios no es una persona y por lo tanto no tiene residencia fija.

Breviario
LA IGLESIA EN USA Y LA IGLESIA EN MOZAMBIQUE
Mientras la católica iglesia recurre al diezmo en uno de los países más pobres del mundo, la archidiócesis de Los Ángeles, en el país más poderoso del planeta, acuerda pagar 660 millones de dólares (478 millones de euros) a medio millar de víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en casos que se remontan a los años cuarenta del pasado siglo. Según el diario Los Ángeles Times, la Iglesia Vaticana posee en la ciudad un patrimonio inmobiliario valorado en 40.000 millones de dólares (29.000 millones de euros).
DdA

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A la jerarquía eclesiástica le falta simplemente vergüenza. De sus acciones, de sus reacciones, de sus propuestas, de su prepotencia. O habla con esa infalibilidad que se ha otorgado a sí misma, o llama a las flagelaciones, al arrepentimiento y la penitencia. Si dejara de levitar y pisara el suelo como los demás sentiría vergüenza, simplemente vergüenza.

Small Blue Thing dijo...

"Y les dirá el Padre venid a mí, porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; estuve enfermo y cuidasteis de mí, preso y me visitáisteis [...] Porque aquello que hagáis a mis pequeñuelos a Mí me lo haréis" (Mateo, extr. cap. 25)

Que Dios les perdone.

Anónimo dijo...

Todo esto empezó con la sopa boba.

Anónimo dijo...

Fué escrito: "No acumuléis durante vuestra vida oro ni plata, porque el orin corromperá vuestras ganancias y al final nada tendréis. Acumulad, en cambio, obras buenas en favor de los más pobres, de los más humildes, de los que se enfrentan solos a las terribles dicicultades de la vida y de este modo tendreis un tesoro en el cielo.
Pero la Iglesia dijo: No accumuléis oro ni plata ni dinero. Si llega a vosotros, no obstante, Dádnoslos a Nos para que os los administremos y guardemos y así tendréis un tesoro en el cielo.
Ustedes no saben cúanta pena me producen estas cosas. Pena por unos, que sufren hoy, y pena por los otros, que sufrirán después; porque al ser pesados en la balanza del Amor se hallarán faltos de peso.

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