Luisa de León
En el vídeo que ilustra estas líneas se tiene oportunidad de comprobar, mediante el conmovido testimonio de los padres de la víctima, hasta qué punto el calificativo de terrorismo aplicado a quienes lo ejercen desde las bandas armadas es restrictivo y debería ampliarse, como es el caso, a cuantos directivos indeseables desde el negocio empresarial someten a sus empleados a tal extremo de precariedad laboral como el que comporta jugarse la vida a cambio de un salario. David Marín, un joven de 22 años que trabajaba hace un año en Madrid en el montaje de un escenario para el espectáculo de Los Cuarenta Principales, perdió la suya por no disponer en el momento del accidente de un casco de seguridad. Las lágrimas de su madre lo proclaman con la voz rota por el dolor: evitar esa muerte sólo habría costado a la empresa, que probablemente cuente sus beneficios por millones, 2,50 euros.
RedDiario
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MORIR EN MADRID: ESPAÑA ENCABEZA LA SINIESTRALIDAD LABORAL
España ostenta el triste récord de encabezar la siniestralidad laboral de la Unión Europea. Con una frecuencia inusitada y una notable indolencia, la mortandad obrera crece. Diariamente se registran cuatro casos fatales, pero si las estadísticas fueran más fieles ese drama cotidiano estaría más cerca de la tragedia iraquí que del aparente paraíso europeo.
Bernardo Veksler, Argenpress
5 comentarios:
Es ahí donde el gobierno socialista o lo que sea de ZP debe hacerse merecedor de la confianza de los ciudadanos. Mientras pasen cosas como ésta, no la tendrá.
Si la ETA "sicialista" lo permite, tiene mucho pendiente ZP para la próxima legislatura y es por lo social por dende ahora puede incidir para sacar votos.
Dígame, Doña Luisa, qué es lo que podemos hacer para evitar hechos como éste, que yo no quiero ver llorar a más madres por sus hijos muertos mientras trabajaban porque nadie se ocupa de la seguridad de los pobres. Dígame qué es lo que hemos de hacer para que los responsables no escapen a la Justicia entregando fianzas arrebatadas a los que trabajan y plusvalías robadas de la necesidad y del desvalimiento, que no quiero ver más rostros sonrientes saliendo de las cárceles, porque han pagado con dinero lo que debieran pagar con su libertad. Dígame, en fin, la razón última por la que nos importan tanto nuestros hijos y tan poco los hijos de los demás.
Dígamelo...si es que puede; pero si no puede denuncie usted y bien alto cosas tan horribles para todos aquellos que poseen un corazón humano se rebelen y reclamen unánimente Justicia.
¿Verdad que las imágenes valen más si las refuerza con su palabras una madre que es todo verdad y todo dolor y todo rabia?
Y todo Amor. Sobre todo, todo Amor.
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