Félix Población
A pesar de lo que decía mi admirado Vicent en su columna del pasado domingo, que cuando escucha a los analistas políticos de saliva gratuita meter como salsa de tertulia a ETA apaga la radio, la expectativa de violencia con la que la banda nos amenaza de nuevo y las condiciones que el Partido Popular exige al Gobierno para prestarse a colaborar en la lucha antiterrorista hacen que ETA no abandone el primer plano de la actualidad.
Mientras los terroristas traman quizá en algún oscuro lugar la ejecución de su próxima barrabasada, es de todo punto lógico establecer que el empeño etarra en esta su nueva trayectoria activa es minar al Ejecutivo como consecuencia del nulo provecho que ha sacado la banda de las conversaciones. Si es así, cabe preguntarse si lo que resulta deseable ahora en el entorno abertzale es un cambio en La Moncloa que haga más factible el retorno a la vía negociadora, dadas las escasas posibilidades de que bajo la presidencia de ZP puedan retornarse a la misma tras su fracaso en esta legislatura, sometida a la permanente presión del aznarato opositor.
No faltará quien se escandalice ante la idea de que don Mariano Rajoy, investido como Presidente del Gobierno, y después de tan abusiva como intensiva retórica en contra de la negociación a lo largo de estos años, se avenga a lo que con tanto denuedo ha condenado. Pero la política es así de revirada y el PP sabe, porque no hay otra en el caso que nos ocupa y así lo acaban de expresar los españoles en una reciente encuesta, que la vía del diálogo es imprescindible para acabar con ETA. Si la banda considera que un cambio en la gobernación de España favorece esta alternativa, la banda va a tratar de forzar al máximo su intención desestabilizadora en los meses que nos aguardan hasta los próximos comicios generales.
Acerca de la posibilidad de esta estrategia hoy he leído en El Confidencial algo que debería inquietarnos a todos. Para la ortodoxia batasuna, los más afines con la vía dura de ETA, la única garantía de retomar el diálogo sería que el Partido Popular volviera a La Moncloa. Consideran que el señor Rajoy, como don José María Aznar, también intentará esa estrategia y puede incluso que con más probabilidades de llegar a buen término que con el PSOE. El PP sí controla el poder judicial, estima esa facción del abertzalismo etarra, para quienes una de las causas del fracaso de las conversaciones con el actual Gobierno ha sido la incapacidad de los socialistas para reducir la presión judicial sobre los representantes de Batasuna.
Si a eso unimos la certidumbre de que el Partido Socialista, una vez en la oposición, no va a oponerse a la vía negociadora, tal como ha hecho hasta ahora el PP como exclusiva y denigrante alternativa para desgastar al Gobierno, sería factible un teórico cambio en el poder. El único inconveniente para que se verifique es que creo a la ciudadanía, hoy por hoy, muy capaz de discernir la España que quiere al margen de la que le interese a ETA.
RedDiario
Noticia
LAS CONDICIONES DE IBARRECHE
Apoyo total en la lucha contraterrorista y por la seguridad ciudadana, sí, pero con condiciones. Eso es lo que le ha dicho el lehendakari Ibarretxe al presidente Zapatero en su reunión de Moncloa este miércoles. Ibarretxe ha condicionado su apoyo a que no se vuelva a “políticas antiguas”, es decir, las protagonizadas por el PSOE y el Gobierno de Aznar: no a la ley de partidos, no al pacto antiterrorista, no a disolución de fuerzas abertzales como ANV y no a políticas penitenciarias de dispersión de presos. Además, le ha dicho Ibarretxe a ZP que es hora de “hacer política”, o, lo que es lo mismo, que el plan secesionista que lleva su nombre “sigue vigente” y que mantiene la convocatoria de un referéndum en Euskadi.
Diario Crítico
8 comentarios:
Si los políticos hacen de la lucha contra ETA un mercadeo, los ciudadanos deben obligar a los políticos a ser coherentes contra ETA. La política antiterrorista la marcan los gobiernos y no deben darse fisuras ni disidencias para apoyarla en cada momento, sea quien sea el que esté en gobierno.
Pues a mi me parece que si el señor Rajoy alcanzara la Presidencia del Gobierno no negociaría con ETA del mismo modo que lo ha hecho el señor Zapatero. Porque la cuestión no está entre negociar o no, sino en las condiciones que han de presidir esa negociación. Zapatero ha tratado a ETA como si se tratara de un Estado extranjero en guerra contra España. Ha llamado a esa negociación "proceso de paz", elevando a ETA de banda terrorista a potencia beligerante. Ocurre, sin embargo, que ETA ES una banda terrorista y no un Estado beligerante. Pero es que, aunque lo fuera, el unico modo de entablar negociaciones de paz cuando existe guerra es mediante la derrota de uno de los adversarios o mediante la declaración de un armisticio. Una tregua puede equipararse a un armisticio, pero si se quiebra las hostilidades se reanudan. Volver a las andadas no creo que lo haga Rajoy ni nadie. Zapatero sí. De Zapatero puede esperarse cualquier cosa, a excepción de dejar de atacar al PP.
La frase "de Zapatero se puede esperar cualquier cosa" parece de Acebes y no de David, parece de una oposición capaz de criminalizar al presidente del Gobierno de TODOS LOS ESPAÑOLES, algo que a nadie se le puede ocurrir en su sano juicio. A Zapatero le cabe la honra de no haber cedido en nada ante ETA, a pesar de "ser capaz de todo", y conseguir en cambio la legislatura en que la banda menos sangre ha derramado en más de cuarenta años. No veremos que Rajoy pueda superarlo por la sencilla razón de que con su oposición al Gobierno durante estos meses, los españoles no confian en Rajoy, como así prueban todas las encuestas.
No crea usted que yo estoy con Rajoy por criticar a Zapatero. Se equivocaría si pensara usted eso, pero dígame ¿qué he de pensar de nuestro Presidente de Gobierno si, tras haber roto ETA una tregua, sigue negociando como si no hubiera pasado nada? Puedo admitir que no ha cedido, pero es que si hubiera cedido en lo que ETA le exige hubiera dado lo que no es suyo. Hay cosas en las que ni el Presidente del Gobierno, ni el mismísimo Rey de España puede ceder y una de ellas es el principio de soberanía, que reside en todos los españoles. Si no sabía eso cuando empezó a negociar, malo; pero si lo sabía infinitamente peor.
Cualquier presidente del gobierno de España merece por serlo la máxima confianza. Se la tendré a quien sea mientras sea elegido democráticamente. Esa credencial imprescindible no se la ha dado el PP, después de haber perdido el presidente de España del PP esa confianza en unas elecciones.
Para mí también la merece, pero si la traiciona no me callaré, ya sea ese Presidente de derechas, de izquierdas o de centro. Reconozco, no obstante, que me dolerá más si dice participar de mis ideales políticos, pero no por eso sacrificaré mi libertad ni la supeditaré a lo que es conveniente políticamente hablando. La postura contraria también la respeto, pues ser obediente y disciplinado también es una virtud.
Sólo esa palabra tan fuerte y tan injusta se aplicó a un presidente del gobierno en estos años de democracia, y es al actual. Me parece, además de notoriamente injusto, una grave injuria.
Me temo que, como dice el refrán, los extremos se tocan. Y, prafraseando al Fraga de sus ¿mejores? momentos: "Noteondamásqañadir".
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