jueves, 31 de mayo de 2007

Para mitigar triunfalismos: El valor del voto en blanco

Luisa de León

No me resisto a incluir aquí, pues fue una de las alternativas que barajé a la hora de depositar mi voto en la convocatoria del pasado domingo, el valor del voto en blanco y su diferencia con la abstención según la puntual y constructiva apreciación de don Mario Muchnik, expresada en la concisa y substanciosa carta que suscribe y se publica hoy en la edición del diario El País. Tal como el comunicante señala con muy acertado criterio, los dos partidos vencedores deberían servirse de lo que aquí se dice para rebajar su estentóreo triunfalismo:

Abstenerse, en unas elecciones democráticas, tiene un significado claro pero ningún efecto sobre los resultados. Se abstiene quien, por razones de fuerza mayor, no puede acudir a votar. También se abstiene quien, por desencanto, ha dejado de creer en el sistema electoral democrático. O quien da por descontado el resultado, aun sin su voto. En todo caso, abstenerse es dar la espalda al proceso electoral.
Votar en blanco, en cambio, modalidad prevista en el artículo 96 de la Ley Orgánica 5/1985, del 19 de junio, del Régimen Electoral General (LOREG), es introducir en la urna el sobre reglamentario, pero vacío, sin papeleta. El significado es igualmente claro, pero el efecto sobre los resultados es importante porque el recuento se expresa sobre el total de votos emitidos, incluidos los votos en blanco.
Si en las elecciones del domingo todas las abstenciones hubieran sido votos en blanco, quien obtuvo un 50% de votos habría visto este porcentaje reducido a sólo un 30% de los votos válidos. Un voto en blanco masivo puede ganar las elecciones si alcanza la mayoría absoluta. Hay casos célebres en que, a causa del voto en blanco, hubo que anular los resultados y prever nuevas elecciones.
No todos lo saben. Debería haber papeletas especiales para votar en blanco.
Creo que el ciudadano consciente debe juzgar los resultados con esta perspectiva -y los partidos mitigar su injustificado triunfalismo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Agradezco el comentario en nombre propio y en el de todos aquellos que no conocen el verdadero valor de los votos en blanco. No hay que olvidar que, según el principio jurídico de la legalidad democrática, el poder se justifica por el voto popular. Es importante, pues, conocer la incidencia de cada voto emitido, aunque sea en blanco.

Anónimo dijo...

La información es muy útil en estos tiempos de descreencias políticas gracias las corruptelas de nuestros munícipes. ¿Se fijan que poco se difunde el valor del voto en blanco en unas elecciones?

Anónimo dijo...

He leído con detenimiento y placer, tu anterior entrada. Sobre los sucesos dels Mossos D'Esquadra en la comisaria de Les Corts (Barcelona), digo sucesos porque no es el primer caso conocido y, seguramente no será ni el segundo ni el último. En el primer caso dado a la luz pública, ante la prepotencia e insolencia de las imagenes, redacté una carta a varios directores de periódicos de la ciudad Condal. Claro está, logicamente, no se publicó dicha carta. La intención de "aparecer" aquí, en tu blog, era copiar y pegar esa carta. En estos minutos no podrá ser (estoy en el trabajo y no la tengo a mano o, lo que es lo mismo, la tengo guardada en word.
Así que la dejaré, en esta tu ventana, en otro momento.
Ahora sí, ahora deseo abrir los ojos a los descontentos o a los pasotas en abstenerse en las votaciones. Estoy de acuero contigo, no es que esté de acuerdo, es realmente de una lógica aplastante que "pesa" más un voto en blanco que la abstención.
Desde las primeras elecciones democráticas nunca dejé de votar a uno u otro partido, siempre de corte izquierda y socialista. Estas últimas elecciones Municipales, por varias razones que se pueden razonar fácilmente, no las expondré para no hacerme pesado, por algunas de esas razones aplastante, mi opción final en las elecciones Municpales fue la del voto en blanco.
Sefuiré leyendote. Salud, siempre.

Anónimo dijo...

Muy agradecidos por esa promesa de fidelidad lectora. Trataremos de merecerla.

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