El gobierno de los gemelos Kaczynsky en Polonia trata de remedar la peor historia de Europa. Yo no sé si esa redundancia fraterna en el integrismo católico que ambos profesan hace más fácil que entren en vigor normativas como la calificada Ley de Lustración que tan aciagas resonancias comporta. Por la misma, 17 años después del fin de la República Popular de Polonia, 700.000 ciudadanos de aquel país han de hacer profesión de fe de su anticomunismo, bajo el apercibimiento de que si se negaran perderán sus puestos de trabajo. Pero como en un régimen de la categoría integrista del polaco siempre suele haber alguien más papista que el papa –ejercicio en el que es experta una cierta España todavía no extinta-, a los hermanos Lech y Jaroslaw les ha salido un tal Roman Giertych que los supera en celo purificador. Le incumbe a este caballero la formativa cartera del Ministerio de Educación de aquel gobierno ultra-católico y hace unas semanas sorprendió a la Unión Europea, de la que Polonia forma parte, con un proyecto sancionador de todo profesional de la enseñanza que ose hablar de la homosexualidad en cualquier institución educativa del país. La UE tuvo a bien advertir a Roman Giertych que su iniciativa es contraria a los derechos humanos, pero el señor ministro no sólo pasó por alto tal sugerencia, sino que acaba de presentar su iniciativa en Bruselas en busca de apoyo y adeptos. ¿Pensará Giertych que ahora podría contar para ello con la colaboración inestimable de su compatriota Wojtyla como santo subito?
lunes, 2 de abril de 2007
Las leyes de lustración de los gemelos Kaczynsky
Melibea
El gobierno de los gemelos Kaczynsky en Polonia trata de remedar la peor historia de Europa. Yo no sé si esa redundancia fraterna en el integrismo católico que ambos profesan hace más fácil que entren en vigor normativas como la calificada Ley de Lustración que tan aciagas resonancias comporta. Por la misma, 17 años después del fin de la República Popular de Polonia, 700.000 ciudadanos de aquel país han de hacer profesión de fe de su anticomunismo, bajo el apercibimiento de que si se negaran perderán sus puestos de trabajo. Pero como en un régimen de la categoría integrista del polaco siempre suele haber alguien más papista que el papa –ejercicio en el que es experta una cierta España todavía no extinta-, a los hermanos Lech y Jaroslaw les ha salido un tal Roman Giertych que los supera en celo purificador. Le incumbe a este caballero la formativa cartera del Ministerio de Educación de aquel gobierno ultra-católico y hace unas semanas sorprendió a la Unión Europea, de la que Polonia forma parte, con un proyecto sancionador de todo profesional de la enseñanza que ose hablar de la homosexualidad en cualquier institución educativa del país. La UE tuvo a bien advertir a Roman Giertych que su iniciativa es contraria a los derechos humanos, pero el señor ministro no sólo pasó por alto tal sugerencia, sino que acaba de presentar su iniciativa en Bruselas en busca de apoyo y adeptos. ¿Pensará Giertych que ahora podría contar para ello con la colaboración inestimable de su compatriota Wojtyla como santo subito?
El gobierno de los gemelos Kaczynsky en Polonia trata de remedar la peor historia de Europa. Yo no sé si esa redundancia fraterna en el integrismo católico que ambos profesan hace más fácil que entren en vigor normativas como la calificada Ley de Lustración que tan aciagas resonancias comporta. Por la misma, 17 años después del fin de la República Popular de Polonia, 700.000 ciudadanos de aquel país han de hacer profesión de fe de su anticomunismo, bajo el apercibimiento de que si se negaran perderán sus puestos de trabajo. Pero como en un régimen de la categoría integrista del polaco siempre suele haber alguien más papista que el papa –ejercicio en el que es experta una cierta España todavía no extinta-, a los hermanos Lech y Jaroslaw les ha salido un tal Roman Giertych que los supera en celo purificador. Le incumbe a este caballero la formativa cartera del Ministerio de Educación de aquel gobierno ultra-católico y hace unas semanas sorprendió a la Unión Europea, de la que Polonia forma parte, con un proyecto sancionador de todo profesional de la enseñanza que ose hablar de la homosexualidad en cualquier institución educativa del país. La UE tuvo a bien advertir a Roman Giertych que su iniciativa es contraria a los derechos humanos, pero el señor ministro no sólo pasó por alto tal sugerencia, sino que acaba de presentar su iniciativa en Bruselas en busca de apoyo y adeptos. ¿Pensará Giertych que ahora podría contar para ello con la colaboración inestimable de su compatriota Wojtyla como santo subito?
1 comentario:
Oiga, ¿y cómo se llega al poder a pares? ¿Hay algún caso más en la historia? ¿Harán éstos historia?
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