miércoles, 25 de abril de 2007

Carta a Rouco Varela desde San Carlos Borromeo: Les ponemos en evidencia, monseñor

Celestina Tenerías

El pasado 11 de abril, con motivo de la decisión acordada por el arzobispo de Madrid de clausurar los encomiables servicios prestados a los más desfavorecidos por la parroquia vallecana de san Carlos Borromeo, mi estimada Melibea glosó las opiniones dispares del escritor don Juan Manuel Prada y el teólogo don Benjamín Forcano bajo el título San Carlos Borromeo, ¿parroquia roja o parroquia evangélica? Esos contrastados puntos de vista han llamado la atención de un lector de este modesto DdA que, a título personal y como miembro de esa parroquia de barrio madrileño de Entrevías, nos ha enviado como comentario esta carta dirigida al señor Rouco Varela, que por su interés, claridad y espontaneidad juzgo merecedora de portada tal como ha llegado escrita hasta nosotros:

Madrid, 24 de abril, 2007
Monseñor:
Mi nombre es Miguel Ángel Cuerva Alcántara, pertenezco desde 1.989 a la Comunidad San Carlos Borromeo, del barrio de Entrevías en Madrid. Por esa fecha ya estaba descreído de la institución eclesiástica, mi propia experiencia en otros comunidades católicas y las continuadas incongruencias entre los evangelios y lo que públicamente dicen y hacen los máximos representantes de este organismo, hicieron que me fuera de la Iglesia para poder seguir viviendo mi fe con coherencia. Fue entonces cuando conocí la comunidad de San Carlos Borromeo, cuya labor, sencillez, humildad, ejemplo, acogida e igualdad, me hizo volver al seno de la Iglesia.
De la persona que hoy soy, le debo mucho a esta comunidad, no sé si pretendían enseñarme algo, pues nadie me dio lecciones explicitas, pero sus vidas eran enseñanzas constantes. Así pues, Monseñor, una vez más, las altas jerarquías eclesiásticas, de la que es usted uno de los representantes, en su línea vuelven a dar un varapalo, que solo ustedes desde sus cómodos y ostentosos lugares de trabajo, absolutamente alejados del pueblo, de las personas, deben comprender; pero desde luego ello no responde en absoluto al bien de los católicos, ni de las comunidades, cuanto menos de los evangelios.
Sabe Monseñor, a fuerza de buscar una explicación, creo que la he encontrado y es que nuestra comunidad les pone en continua evidencia e igual que en la inquisición se le negaban los libros al pueblo, para que no tuvieran sabiduría y así, que este monopolio que ustedes manejan desde entonces, no se les fuera de las manos, cuando las gentes adquiriesen la cultura necesaria como para desenmascararles. Y claro, del mismo modo, ahora en la actualidad no pueden permitir que gentes insignificantes para ustedes puedan desde una humilde parroquia, seguir el ejemplo de Jesús y que con trabajo tan fiel al Evangelio y tan lejos de la Iglesia, de la Iglesia que ustedes construyen o destruyen, sea tan cuestionable todo lo que hacen, y más aún todo lo que no hacen.
Usted apela al voto de obediencia de los tres sacerdotes, la comunidad apelamos a su conciencia, no a la actual con jerifalte de la Iglesia, sino a la que se le supone en algún momento, cuando sintió la llamada de Dios y que en nada se debe parecer a la de ahora. Monseñor, como el jefe de una gran empresa, usted ejecuta órdenes desde su despacho y espera sean cumplidas sin rechistar, de forma absolutamente dictatorial. No se digna en un acto de valentía a venir a dialogar con esta comunidad a consultar con nosotros, a tenernos en cuenta. Pero claro somos la parte más insignificante de su Iglesia, la más machacada, la no rentable, la que jamás podrá proporcionarle bienes materiales como esas otras por las que usted si de deja ver.
No es nuestra liturgia lo que le molesta, es nuestra fe, nuestra manera de vivirla, porque somos lo que usted no es, porque hacemos lo que usted no hace. Se pone su disfraz de Obispo y se siente alguien, siente el poder y lo ejecuta. Nosotros vamos desnudos de mente y espíritu, lo que se ve es lo que hay, por eso no tenemos miedo, porque no tenemos de que escondernos. En nuestra comunidad hay quien cree en Dios y los que ya sólo creemos en las personas, unos y otros, unas y otras, a pesar de todo, le acogeríamos bien en nuestra casa de San Carlos Borromeo, ésa que es tan humilde que quizá no esté a su altura, pero si a la altura de los evangelios.
Esta casa es su casa y en ella le esperamos sin seguir su ejemplo, es decir, con respeto, con dialogo, con escucha, pero con opinión. Este es un escrito libre, del cual el firmante es el único responsable de su contenido, porque a pesar de que los sacerdotes de San Carlos Borromeo nos están pidiendo prudencia y calma, nosotros no tenemos voto de obediencia y tampoco hace falta pues ellos piden y no ordenan. Debería usted aceptar esta invitación y venir, tiene mucho que aprender de esta comunidad. No me crea tan ingenuo, sé que esto para alguien como usted, es sólo papel mojado, que a estas alturas no hay quien toque su conciencia y desde su estatus uno debe estar ya acostumbrado a estar por encima de todo y de todos y todas. Pero como la nobleza de la Iglesia solo acostumbran a rodearse de aduladores, al menos que de cuando en cuando le llegue una humilde pero sincera opinión. Y aunque no le importe en absoluto, de que llegue a sus manos ya me encargo yo. Por último solo decirle que yo no me voy a olvidar de su nombre y que es posible que a usted comience a sonarle el mío.
Miguel Ángel Cuerva Alcántara

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Lástima que esa puesta en evidencia no creciera entre quienes creemos en el mensaje de Cristo a favor de los humildes.

Anónimo dijo...

No me parece capaz Rouco de visitar a sus fieles de Vallecas, sería un notición, esas cosas forman parte de la gran contradicción de la iglesia y ya están en su historia como caminos nunca convergentes.

Anónimo dijo...

Creo que al menos en una cosa vamos a estar de acuerdo todos: La Jerarquía de la iglesia Católica usa el Evangelio, pero no lo práctica. Y lo usa, porque es tan grande la fuerza del amor, tan arrolladora la personalidad de Cristo y tan conmovedor su mensaje que nadie puede permanecer indiferente a él. Ocurrió en Judea y ocurrirá hasta el final de los tiempos, pues si bien se puede negar a Dios jamás podrá negarse al Amor.
Dicho esto, algo más he de añadir: La virtud de la Caridad es una virtud humana y puede ejercerse por cualquiera, ya sea cura o no, creyente o ateo, conservador o progresista. Cuando se ejerce como ministro de la Iglesia Católica no me parece a mí que importe acatar sus disposiciones en materia de culto y en otras cuestiones completamente accidentales, a las que sin embargo la Iglesia concede importancia. Posiblemente no la tengan, claro, pero en todas las instituciones existen unas normas y quien no las cumple pues o se va, o es aoercibido por sus superiores. La disyuntaiva de si se está con el Evangelio no se puede estar con la Jerarquía de la Iglesia Católica es falaz, porque su mensaje no es institucional, sino individual. Es revolucionario, si señor, pero revolucionario de conciencias, no de instituciones. El "Venid, benditos de mi Padre" no equivale a al "Venid, benditos hijos de mi Iglesia". Son benditos los que han amado a sus semejantes y son malditos aquellos que no los han amado. Creo que esto es tan evidente, como lo es el hecho de que un cura ha de obedecer a sus superiores. Bien harían, pues, tanto éstos como los otros en ponerse de acuerdo recordando lo que Cristo dijo: "El más grande de entre vosotros sea el más pequeño entre sus hermanos".

Anónimo dijo...

En el mensaje de Cristo no hay lugar para maldecir, ni siquiera a los que no aman, porque bastante maldición es no amar. En el mensaje de Cristo no hay lugar para los hipócritas que basándose en el rito, siempre mudable de la liturgia según la iglesia ha demostrado a lo largo de historia, evitan como en el caso de la parroquia madrileña la fraternidad.

Anónimo dijo...

¡Qué razón tiene, D. Santiago¡ Sin embargo, es forzoso que cuando nuestro tiempo para amar se acabe, seamos examinados de amor, puesto que no hay nadie que sea incapaz de amar. Dicho esto, añadiré que no hallo incompatibilidad entre ritos litúrgicos y fraternidad.

Anónimo dijo...

¿Examinados de amor?. ¡Pero qué dice JB! Nuestra conciencia es la que nos juzga y Dios quien pone en ella todo lo que nos pueda reconfortar o apesadumbrar de nuestros actos.

Anónimo dijo...

Respóndame usted, D. Hector: Si no hay efecto sin causa, ¿quien puso a nuestra conciencia como juez en primera instancia de todos nuestros actos? Y, sobre todo, ¿para que la puso? No creo que para amargarnos la vida, sino para justificarla. Y la vida, nuestra breve vida cargada de minutos y de segundos, solo cobra sentido si hay amor. Si no lo hay, resulta vacía y carente de todo contenido. ¿Verdad que usted sabe esto? Entonces, es lógico suponer que el autor del Amor; el que puso en nuestra naturaleza tan inefable sentimiento, sea quien fuere, nos pida cuentas de él, sin que quepa alegar por parte de quien no haya amado que sea rico o pobre, apasionado o frío, de derechas o de izquierdas. Niégueme usted la causa y entonces le negaré yo el efecto; pero si me admite usted el efecto no se extrañe de que yo intente averiguar la causa.

Anónimo dijo...

Monseñor Antonio Mª Rouco Varela.

Cardenal – Arzobispo de Madrid.

C/ San Justo nº 2 28071 de Madrid.


Parla (Madrid), a 14 de mayo de 2007

El pasado 24 de abril, le envié un correo electrónico a: monsherraez@planalfa.es, así mismo le remití una carta de la que se acusó recibo el 4 de mayo de 2007 e igualmente en esta fecha el mismo escrito fue admitido por el registro de la Vicaría General, con número de entrada 345. Los tres con idéntico contenido y referidos al cierre de la Parroquia San Carlos Borromeo del madrileño barrio de Entrevías.

Con motivo de alguno de estos tres comunicados o quizá por los tres, la semana pasada recibí correspondencia de su parte y como único contenido había un breve comunicado de presa, que se emitió desde la Oficina de Información del Arzobispado de Madrid con fecha 2 de abril de 2007 y publicado en Internet según consta (http://www.archimadrid.es/noticiasynovedades/comunicado03042007.htm).

Con franqueza le diré que quede sorprendido, pues no esperaba recibir ningún tipo de respuesta de su parte. Ahora bien, habría deseado que esa respuesta hubiese sido un poco más personal, en el sentido de contestar a todo el contenido de mi oficio, pues en comparación de cuanto le expreso en el mismo, su respuesta se me antoja bastante ramplona. Cabría esperar de alguien de su posición una defensa de sus acciones, así como de las acciones de la institución a la que representa.

Aun así y sin desistir de que ello se produzca, me limitaré a comentarle mi opinión respecto del mencionado comunicado de prensa, no si antes poner en su conocimiento, que cuando escribí lo enviado, ya tenía noción del mismo:

En primer lugar, desconozco el contenido del artículo que publicó el diario El Mundo, por lo que no puedo valorar su exactitud.

En segundo lugar, respecto a la decisión tomada por el Arzobispado de Madrid en el año 1.985, con respecto a las labores de la Parroquia, que creo que efectivamente fue así, y en relación con la actual decisión, que según dicen se hace con el parecer del Consejo Presbiteral y con la presunción de que el cierre de la Parroquia y la cesión a Caritas será mejor servicio social, le cuestionaré lo siguiente:

 No sé que pegas puede ponerle usted al servicio que actualmente se esta prestando en San Carlos Borromeo.


 Ni porqué piensa que Caritas puede mejorarlo.
 Tampoco entiendo que no se nos tenga en cuenta como comunidad. Y puesto que dice querer hacer lo mejor para la misma, por qué no le interesa que es lo que nosotros y nosotras queremos. Por qué no nos respeta, por qué somos invisibles para usted, por qué esa indiferencia para con nosotros y nosotras.
 ¿Por qué ha de decidir por nosotros y nosotras donde queremos estar, donde queremos desarrollar nuestra labor social o donde queremos ser ayudados o donde queremos celebrar la eucaristía?.
 ¿Bajo qué criterio se toma ese tipo de decisión?.
 Desde que ha tomado la misma, ¿no tiene constancia sobrada de que no solo la gente que conformamos la comunidad, sino todas las personas, comunidades y grupos que la conocen y se solidarizan y que incluso transciende nuestras fronteras, quieren que San Carlos Borromeo permanezca tal cual?.
 ¿Es que la Iglesia no está al servicio del pueblo?.
 ¿Es que su puesto le da derecho a desoír todas las peticiones que por distintos medios y ámbitos, se le están haciendo en contra del cierre de San Carlos Borromeo?.

La humildad y la rectificación, son valores cristianos. Monseñor, de ejemplo, reconozca humildemente su error y de marcha atrás en su equivocada decisión.

Una vez más le solicito que venga a San Carlos Borromeo, a conocernos, a escucharnos, a mezclarse con nosotros y nosotras, a recibir información de primera mano. Concíliese con esta comunidad, donde hasta alguien como, usted que no muestra tenernos la más mínima consideración, será bien recibido.

Ojala esta vez su respuesta sea la vuelta a la cordura y ceje en su empeño, o al menos se digne a visitarnos y por lo menos que esta vez se implique en sus respuestas contestando a mis cuestiones.

Fdo.: Miguel Ángel Cuerva Alcántara

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