martes, 24 de abril de 2007

Monseñor García-Gascó y el cura Llidó, desaparecido en Chile

Félix Población

En su epístola semanal publicada en el diario Las Provincias, el arzobispo de Valencia afirmó el pasado domingo que la nueva asignatura Educación para la Ciudadanía, aprobada por el actual Gobierno, equivale al ateísmo científico propio de las cátedras de adoctrinamiento marxista en la extinta Unión Soviética. Monseñor García-Gascó desarrolla esta original idea según el añoso argumento nacional-católico de que la tal disciplina forma parte de una ofensiva laicista contra la moral y en pro del arrinconamiento de la confesión vaticana.

El próximo viernes se va a presentar en la Feria del Libro de Valencia un libro del periodista e historiador don Mario Amorós. Se titula Antonio Llidó, un sacerdote revolucionario y versa sobre el cura valenciano que en 1974, por su condición de dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucinario (MIR), desapareció cuando estaba en poder de la siniestra Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), herramienta de represión preferente y brutal del general Augusto Pinochet.

La obra del señor Amorós, síntesis de su tesis doctoral cum laude en la Universidad de Barcelona (2005), incluye una extensa documentación inédita entre la que cabe destacar lo más substancioso del millar de páginas que conformó el material del proceso judicial por el que el dictador Augusto fue desaforado en noviembre de 2006. Hay además medio centenar de entrevistas testimoniales y un total de noventa cartas del protagonista, fundador en Chile del movimiento Cristianos por el Socialismo, quien tras el golpe militar de 1973 se negó a salir del país para combatir desde la clandestinidad la dictadura con todos sus riegos.

Pues bien, sería lo lógico que don Mario Amorós no hubiera tenido ningún problema en verificar todo tipo de investigaciones para la elaboración de su libro aquende y allende la mar Océano, pues tanto Chile como España están bajo la administración de sendos Estados democráticos. Pero no, en nuestro país al menos, en medio de la ofensiva laicista que pretende arrinconar, ridiculizar y manipular al cristianismo a través de los medios de comunicación social, según glosa monseñor García-Gascó en el artículo aludido, la católica iglesia, representada por la Conferencia Episcopal y el propio arzobispo de Valencia, han impedido al autor del citado libro la facultad de consulta en sus archivos. Sólo se le permitirá hacerlo, según se consigna oficialmente, cuando haya transcurrido un siglo desde que tuvieron lugar los hechos.

Don Mario Amorós también cursó por carta la petición de una entrevista con el señor arzobispo a fin de confirmar la hipótesis del desentendimiento de la iglesia española en el caso del cura valenciano desaparecido. No tenga ninguna duda monseñor García-Gascó de que su sonoro silencio a esa misiva arrincona la moral que don Agustín tan bien vocea con sus nostálgicas soflamas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El "cura" Llidó desapareció en Chile por la misma razón que la Unión Sovietica condenó a prision de por vida después al Cardenal Mindszenty: Ambos se metieron en política; la política en la que se metieron no era la que defendían sus respectivas dictaduras y pagaron por ello. ¿Hasta que punto debieron ellos meterse en el mundo de Cesar, cuando eligieron servir a un reino que no es de este mundo?
Lo he escrito en otra ocasión, pero no me importa repetirlo: Los Curas revolucionarios no son ni chicha ni limonada, porque habiéndo aceptado libremente pertenecer a la Iglesia Católica, obedecerla y aceptar sus normas, luego van y sin dejar de ser curas las rechazan. Si uno está en desacuerdo con la Iglesia Católica en muchas cosas - como es mi caso -,a uno no se le ocurrirá ordenarse sacerdote por esa misma Iglesia. Y si cuando se ordenó estaba de acuerdo pero después no, se sale uno y ya se puede ser todo lo revolucionario que quiera. Es bueno que existan revolucionarios y es bueno que existan curas, pero la Iglesia es una Teocracia y ya se sabe que Tocracia y Revolución son incompatibles, porque revelarse ante la Divinidad (sea cual fuere) no tiene sentido.
En cuanto a la asignatura de la Ciudadanía a mí me parece que sobra y no se por qué, pero me da un aire a otra que se llamaba "Formación del Espíritu Nacional". Ojalá me equivoque es esta apreciacion.

Anónimo dijo...

Cristo fue revolucionario y el civismo no sobra, falta, como demuestra el señor obispo en cuestión.

Anónimo dijo...

Pero estos curas de Dios ¿se creen en el 36? ¿Qué lenguaje es ése? ¿Qué pretende con sus mítines? Sean ustedes mejores y déjense de dar consignas, por Dios.

Anónimo dijo...

La vocación cristiana está con los que han hecho posible el mensaje del evangelio: los más desfavorecidos. Lo demás falso.

Anónimo dijo...

La vocación cristiana está en Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo (ya sea rico o pobre), como a tí mismo.

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