Celestina Tenerías
Como bien saben quienes tienen la deferencia de seguir los apuntes de actualidad de este modesto DdA, una de nuestras debilidades confesas es leer cada domingo, indefectiblemente, la columna de nuestro admirado don Manuel Vicent, que en ocasiones como la de hoy ilumina con su clarividencia crítica, desde la última página del diario El País, el estado mental de hartazgo y aborrecimiento que la política del insulto, despachada por el Partido Popular, viene acumulando en buena parte de la ciudadanía. Esa estrategia del agravio personalizado la inició la derecha con don Manuel Azaña, una de las figuras políticas e intelectuales más sobresalientes de nuestro pasado histórico, a quien después don José María Aznar confesó leer al completo y hasta intentó asumir y promocionar como parte de su peculio ideológico. Pero dejemos la palabra a don Manuel para exponer lo que así prosigue, con la agudeza que caracteriza al escritor valenciano: A Manuel Azaña le ha seguido de cerca Adolfo Suárez en la escala de insultos desaforados. Durante la Transición llamar traidor a este político con toda clase de gritos feroces era un ejercicio diario de los franquistas refugiados en el primer cogollo de Alianza Popular. La derecha montaraz nunca le perdonó que se pusiera al frente de la democracia, y semejante odio fue elevándose de nivel hasta desembocar en un fracasado golpe de Estado que pudo engendrar otra guerra. Hoy Adolfo Suárez es un político venerado por cuantos, a derecha e izquierda, le atacaron sin misericordia, y el Partido Popular ha llegado a pasearlo por sus mítines como uno de sus activos más nobles. Felipe González, en cuyo largo mandato llegó la modernidad a este país, fue zaherido hasta verse a un paso de la cárcel, como Azaña, y se despidió del poder bajo los ladridos de unos perros rabiosos que no cesaron de llamarle asesino y ladrón. Hoy es considerado un gran político por muchos de sus antiguos adversarios. Cada improperio se ha convertido en una medalla. Ahora los mismos insultos que llovieron sobre Azaña, Suárez y Felipe González caen sobre el presidente Zapatero. Me pregunto cuántos años habrá que esperar para que este presidente del Gobierno socialista nos parezca un político normal y comience a ser ensalzado por los mismos que hoy lo denigran a diario. Será cuando la política ponga a secar sus vísceras al sol y el odio, una vez más, se disuelva en la historia.
8 comentarios:
En honor a la verdad, insultan todos con inigualable frescura. Cuando se sacan a relucir temas del pasado se corre el peligro de decir siempre una parte de la verdad, cuando debería decirse toda y resolver el espinoso problema de la transición política sin traumas es mérito que corresponde a D. Adolfo Suárez. A Felipe González, en cambio, corresponde haber desmitificado a la izquierda quitándola el adejtivo de ser revolucionaria, violenta, anticlerical y "horda roja". De Aznar se puede decir que contribuyó machaconamente a alejar del centro político a los dos partidos de más amplia implantación en la ciudadania. Y en cuanto al señor Zapatero se le critica, ante todo, por su falta de credibilidad política y por dar la impresión de ser el Presidente de una España anclada en 1931 en el que "los de derechas" y "los de izquierdas", más que adversarios políticos, eran enemigos. No digo que eso sea cierto, naturalmente; pero es la impresión que da. De todos modos retroceder en la Historia es peligroso y para demostrarlo voy a hacer una pregunta: ¿cual fue la causa última de la revolución de Asturias?
Lo que dice Vicent es cierto y tratar de repartir insultos a dos bandas no lo es. A Zapatero lo votó la España de 2004 y a esa nos debemos, caballero, y a ésa es a la que Zapatero se debe, no a la que abonan los medios que me temo lee usted. Mirar hacia atrás sólo nos convierte en estatuas y ésas poco pueden hacer por el provenir de un país en paz, convivencia y progreso. Gracías a Diario del Aire por el artículo de Vicent. No había comprado el periódico esta mañana y bajé al kiosco en cuanto tuve la referencia. Saludos desde Zamora.
Han sido sobre todo determinados medios de información que todos conocemos los que han desatado ese clima de crispación ue ahora desde el Pp pretenden repartir con el PSOE. No debería caer el PSOE en eso y haría bien en seguir el ejemplo de Zapatero.
No se preocupen, de las elecciones saldrá la paz.
Nada tema D. Ramiro, pues si bien sería legítimo que acudiera a ciertos medios para informarme, no tengo la menor intención de comerme el coco, ni por los unos, ni por los otros. ¡Faltaría más¡ Me interesan todas las opiniones pues de todas se aprende, pero las acepto solo si están apoyadas por en hechos. Si se busca en el pasado pueden hallarse hechos que apoyen nuestra opinión y también hechos que no la apoyan. Pueden tomarse los primeros y olvidarse los segundos, a condición de que nadie recuerde éstos o los haya olvidado también. Por eso digo que es peligroso retroceder en la Historia.
Es que mientras unos extorsionen a empresarios pidiéndoles 70.000 euros y otros miren hacia otro lado hasta topar con el PP, el clima de crispación continuará. Un pueblo que no se crispara ante eso sería un pueblo muerto.
Que el PP no es el pueblo, leche, antes todo lo contrario, y sólo al PP se le notan lo nervios, créame.
Le creo, pues nunca escribí que lo fuera. Más que de nerviosismo, el PP adolece de falta de docilidad por organizar manifestaciones en contra del gobierno, pedir que respondan a sus preguntas en el Parlamento y rogar que se le trate con la misma comprensión que al PNV, a Ezquerra Republicana de Cataluña, a la "ilegalizada" Batasuna, al señor Montilla, etc. etc.
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