Félix Población
Dada mi habitual inopia ante las modas y costumbres, desconozco qué es lo que la firma italiana Dolce&Gabbana trata de comercializar con la imagen que ilustra este comentario. Tampoco sé a qué se dedican los gestores de la citada empresa. Por más que me esfuerce, me resulta inútil hallar en la fotografía la más mínima sugerencia que incite a la compra de un producto. Cabría pensar por lo tanto que los creativos del gremio publicitario adscritos a la firma en cuestión no han acertado con su propuesta, dado que no hay atisbo de inducción al consumo mercantil de nada en concreto.
La escena muestra dos aceitosos y depilados torsos masculinos, con el asomo intuido de un tercero, que parecen afirmar la virilidad masculina o algo equivalente, a pesar de que para ello uno de los jóvenes mantenga sujeta por las muñecas a una mujer en clara actitud de sometimiento y a merced de lo que el macho disponga. Mientras, los colegas del forzador -llamémoslo así- observan el desarrollo de lo que en la instantánea se pretenda sugerir.
En España, y supongo que en el país de origen de la empresa aludida, tenemos un artículo que es el tercero de la Ley General de Publicidad, que prohíbe todo anuncio que atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores o derechos reconocidos en la Constitución, como es el caso de cuanta propaganda ofenda de modo vejatorio la imagen y consideración debidas a la mujer.
Por esta razón, el Instituto de la Mujer ha solicitado la retirada inmediata de la publicidad de la citada firma italiana, alegando que de la misma puede deducirse, como resulta harto evidente, que es admisible la utilización de la fuerza como un medio de imponerse sobre las mujeres. Tal denuncia cobra especial valor y trascendencia cuando venimos asistiendo en España, durante las últimas semanas, a una fase especialmente activa de la violencia doméstica, de la que ayer mismo hemos tenido la última crónica mortal.
El anuncio de la firma comercial Dolce&Gabanna coincide en la Comunidad de Madrid con la campaña que el gobierno autónomo ha promovido en pro de la igualdad de sexos y que tan mal ha encajado el ex terrorista Moa, a pesar de su afinidad ideológica con doña Espe, la gobernanta. Dice don Pío que habría que emprender otra campaña que acabe con las baratas utopías feministas, pues esa igualdad le parece repulsiva porque socava la familia y fomenta la violencia doméstica.
Es muy probable que para este sujeto lo más expeditivo para que tales incidencias no se den y propaguen sea, como en los pretéritos tiempos de la dictadura, la aplicación de los mismos códigos de pata quebrada, machistas y homófobos, que hacen posible, a estas alturas de los derechos individuales, el mantenimiento de una iconografía publicitaria que sigue atentando contra la imagen, la dignidad y los derechos de la mujer, que son los de todos.
3 comentarios:
De esto hay más de lo que se denuncia, como de violencia doméstica hay más de lo que acaba en sucesos.
Junta usted dos barbaridades, Población, y la verdad es que tienen un fondo común que es como para preocupar.
Siempre es inadmisible el uso de la fuerza, porque tanto hombres como mujeres somos seres racionales, no bestias. Los derechos lo son de la persona humana,ya sea hombre o mujer, de modo que si alguno es conculcado debemos reivindicarlo todos, y no solo las mujeres. Siendo esencialmente iguales, cualquier movimiento discriminatorio que se apoye en un elemento accidental como es el sexo, carece del menor sentido y es una contradicción. condenadoantorio
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