lunes, 19 de febrero de 2007

La hora de los vencidos según Ignacio Bustelo

Celestina Tenerías

Cuenta hoy don Ignacio Bustelo, en un artículo de sumo interés publicado por el diario El País en sus páginas de Opinión, una anécdota muy ilustrativa acerca de la razón del título y el asunto del mismo: La hora de los vencidos. Planteaba una inteligente señora de Madrid en una cena el pleno conocimiento de su hijo acerca de la personalidad y trayectoria biográfica de su abuelo materno, vinculado a una familia de clase media alta sin problemas de inserción en la España de Franco, sin que tuviera en cambio la más mínima información sobre su abuelo paterno, represaliado en su condición de vencido por esa misma España. Quienes por cuestiones laborales estamos relacionados con la búsqueda ahora -por fin y de modo entregado y abierto- por parte de la tercera generación de esa memoria, silenciada y oculta durante casi setenta años, sabemos de los argumentos que asisten al reputado catedrático de Sociología para exponer lo que sigue:

La memoria de los vencedores ha estado siempre presente -durante decenios constituyó el soporte más fuerte del régimen fenecido- la memoria que ahora emerge es la de los vencidos. Como no hay modo de mantenerla reprimida por más tiempo, y menos aún sofocarla, no queda otro remedio que aprender a manejarla con el propósito de acabar un día con la diferencia entre vencedores y vencidos, tan viva todavía en la sociedad española, y que distorsiona una democracia que tanto nos está costando enraizar.Una marea creciente de personas, que no conocen ni van a leer los muchos libros publicados, quieren saber lo que ocurrió. Con el simple preguntar ponen en tela de juicio la versión oficial consensuada.
Se comprende que en la derecha cunda el pánico ante la eventualidad de que los vencidos quieran equipararse a los vencedores, lo que rechazan como un revanchismo intolerable, como pone de manifiesto el éxito de los libros que reproducen los clichés y justificaciones del franquismo. Por su parte, la oposición democrática que pactó la transición reconoce lo obvio, que el régimen logró transformarse desde el interior, salvando posiciones y derechos adquiridos, desde los del monarca hasta los del último funcionario, así como los de los demás grupos y sectores sociales privilegiados, aunque también se siente orgullosa de haber conseguido un sistema homologable con las democracias de nuestro entorno, lo que exigía, nada menos, que la hazaña de quebrar el Estado centralista.
El riesgo que los vencedores perciben en la "memoria histórica" es que una reivindicación de la República y una condena de los golpistas que provocaron una terrible guerra civil y 40 años de feroz dictadura, replantee una transición que se llevó a cabo con una España vencida, todavía aterrorizada. Lo que a Zapatero no perdonan los que hicieron la transición, desde el régimen, o desde la oposición, es que haya llegado a presidente de Gobierno el nieto de un fusilado por los nacionales que se ha atrevido a reivindicar su memoria, anunciando que habría llegado la hora de los vencidos.


RedDiario

Artículo
LA ANULACIÓN DE UNA CONDENA A MUERTE DEL FRANQUISMO
Los políticos del PP, abanderados de esa idea que tiene a la recuperación de la Memoria Histórica por algo nimio e intrascendente, deberían recordar que no hace ni dos meses se indignaron y sólo les faltó pedir exilio, cárcel o muerte para el presidente Zapatero por sus "lapsus línguae" en relación con el atentado de Barajas. Cierto es que fue un error notable, pero ¿qué es lo que lo hace tan grave? Que palia la verdad del asunto; el calificar a un atentado de accidente sería poco menos que decir que no hubo responsables de la acción, que fue fruto del infortunio. El no revisar y anular las sentencias a muerte o de prisión del bando franquista sería poco menos que continuar hoy, en un régimen democrático, entendiendo que los republicanos eran criminales dignos de morir o de ser encarcelados. Al pan, pan, y al vino, vino.
José Andrés Fernández, La República.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi juicio, el artículo del reputado catedrático no es más que una recopilación de sus juicios de valor sobre el tema, que yo respeto pero que no comparto. No hay filosofía de "vencedores y vencidos", como postula; un Estado centralista no tiene que ser necesariamente peor que un Estado descentralizad o si no que se pregunte los franceses y si en la llamad tranición se renunció a recordar agravios pasados fue para propiciar el colapso de las instituciones cradas por el franquismo, comenzando por las propias Cortes. Por cierto, que la única institución aceptada por todos fue la Monarquía. La II República española constiuyó un loable intento de renovar España pero acabó en un "Caudillaje" ( no hay quien deteste tanto esta palabra como yo) Tégamos esto en cuenta, que se hablamos de memoria histórica.

Anónimo dijo...

A ver. La revisión de sentencias tendría que ser ralizada bajo los principios de un Estado de Derecho y aplicando retroactivamente normas jurídicas que en tiempos del franquismo no estaban en vigor. Ya se me explicará como puede hacerse eso en Derecho y no puede aplicarse, en cambio, el vigente Código penal al sujeto de Juana Chaos. Agradecería mucho una explicación válida en Derecho, ya que yo no la encuentro. No estoy en contra de la memoria histórica, pero sí en contra de los que creen que la Ley puede adecuarse a todas las circunstancias y de los que confunden lo que es ilícito e injusto, con lo que es legal.

Anónimo dijo...

A ver. A mi juicio el comentario de vuwbmupff no es más que la recopilación de sus respectivos juicios de valor sobre el tema y de paso de otros cuantos más. Huelo un poquito a que usted piensa que cuando algo en democracia le parece rematadamente mal no le parece tan mal que se "corte por lo sano" y luego se convenza al personal de que era la única salida. Francamente para querer pasar por equidistante se le ve el plumero (aun advirtiendo que es "quien más" detesta la palabra "Caudillaje").

Anónimo dijo...

Pienso que el desagravio a las víctimas del franquismo no ha llegado ni nunca llegará porque la mayoría ya no están con nosotros. Esa deuda siempre constará en la democracia española. Lo que hace falta es que los nietos de los vencidos y los nietos de los vecedores no vuelvan a las andadas, como pronosticó Aznar en Méjico, probablemente porque con su coeficiente de desvarío lo desea más que lo teme..

Anónimo dijo...

Soy al que "se le ve el plumero". En este país siempre pasa lo mismo ¿eh, Espejito mágico? Pues mire usted voy a repetirlo: yo creo en la auténtica democarcia ¿y usted? Si yo digo que el artículo en cuestión no demuestra, a mi juicio, nada y usted cree que sí, hágalo y déjese de repartir etiquetas, hombre. Por si no lo sabía usted, disentir es un modo de manifestar respeto hacia los demás y un auténtico ejercicio de libertad.

Anónimo dijo...

Espero y deseo que tal confrontación nunca vuelva a producirse, porque la violencia solo engendra violencia y de ella nada bueno puede salir. Estoy de acuerdo en que existe una deuda y que es impagable; por eso apruebo que no se olviden jamás las enseñanzas de nuestro trágico pasado, pues si terribles son las guerras, las civiles son las peores de todas.

Anónimo dijo...

EL DESBARRE COMPARATIVO DE JOHNYBLUE DEJA CORTO AL MISMÍSIMO AZNAR...PERO CÓMO SE PUEDEN DECIR ESAS NECEDADES A ESTAS ALTURAS DE LA HISTORIA, HOMBRE.UIQNJXOJ

Anónimo dijo...

A su juicio, supongo. Bueno, respeto lo que dice, ya lo ve, incluida la palabra "desbarre comparativo". Quizas sea mejor abstenerse de expresar opiniones de este tipo, porque si son acogidas como necedades no cumplen con el fín que me he propuesto al manifestarlas, es decir: favorecer un contraste de pareceres entre personas libres, educadas y respetuosas.

Anónimo dijo...

No si al final los no demócratas vamos a ser los que no admitimos que se compare a quienes matan en democracia con quienes la defendieron y fueron perseguidos, ejecutados o encarcelados...¡No te digo!

Anónimo dijo...

Lo que dice trasciende desde si se es demócrata o no hasta la custión siguiente: ¿Es lícito o no que un ser humano pueda disponer de la vida de otro, en función de su comportamiento, circunstancias o ideas políticas? Yo creo que no y si por creer eso no soy demócrata pues la verdad es que no me importa mucho.

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