lunes, 19 de febrero de 2007

El espionaje como futuro profesional

Félix Población

Hace unas fechas se inauguró en Londres una atractiva exposición sobre la intrincada ciencia del espionaje. La muestra ofrece una amplia gama de juegos interactivos donde los más inquietos visitantes pueden descifrar mensajes codificados, conseguir informaciones secretas y empaparse en otras no menos intrigantes expectativas propias del gremio. Hay de todo al alcance de todos: micrófonos ocultos, máquinas de seguimiento personal, sofisticadísimas micro-cámaras, aparatos que leen a distancia el mensaje de las computadoras, etc.

La exposición ha sido montada por Harry Ferguson, ex agente del MI-6 británico, en compañía de ex miembros de la CIA. El señor Ferguson no ha tenido ninguna reserva en glosar el evento como un aliciente para que los niños se animen y sigan la carrera de espía. Es de significar en este aspecto que Gran Bretaña cuenta con una cámara de vigilancia por cada catorce personas y se encuentra junto con Rusia a la cabeza del ranking de las naciones que más espían la vida privada de las personas.

También da la casualidad de que precisamente en estos días se ha conocido que el gobierno del señor Aznar, sin que parezca que de ello tengan constancia los dirigentes del Partido Popular que estaban en el ejecutivo al frente de esas gestiones, permitió que policías españoles interrogaran a presos de Guantánamo, legitimando de un modo activo y cómplice el limbo judicial que contra los derechos humanos significa aquella ignominiosa cárcel con bandera estadounidense en la isla de Cuba.

Si grave es que funcionarios españoles se hayan prestado a eso, no lo es menos que nuestro país haya sido lugar de paso de la cárceles volantes norteamericanas organizadas a través de los vuelos de la CIA, algo que el actual gobierno del señor Rodríguez Zapatero comparte con el anterior.

La excepción vuela sobre nuestros gobernantes, decía ayer don Josep Ramoneda en referencia a la multiplicación de Guantánamos que escapan a cualquier control, advirtiendo de los graves riesgos que esto comporta: Cuando un gobierno cree que todo vale contra el mal, empieza mirando a otro lado cuando las cloacas del Estado se mueven, cae un día en la ocurrencia de entrar en el cuarto oscuro de los espacios de excepción y, a partir de aquí, puede acabar en cualquier parte. Una de estas aventuras acabó en los GAL.

Para que así no sea a través de los derroteros consignados o similares, es preferible que al ex agente Ferguson o a cualquiera de sus colegas de la CIA se les frustren esas intenciones de incentivar el espionaje entre los niños como futuro profesional. Será mucho mejor para todos que lo sigan entendiendo y disfrutando, tal cual ocurre hasta ahora, como mero divertimento teórico de ficción.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La vigilancia mútua acaba en la prisión mútua.

Anónimo dijo...

¡Oh, vaya¡ Quien va atreverse a cuestionar el asunto si aquí todo se acepta, todo se recoge, todo se apaña y todo se admite.

Anónimo dijo...

Primero se provoca el miedo, después se insta a la seguridad y acabamos siendo espías los unos de los otros.

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