viernes, 16 de febrero de 2007

Dinero, palabra y poder

Lazarillo

Yo no sé si Henry Kissinger estará en la lista de grandes estrellas de la oratoria que por la módica tarifa de 40.000 dólares charla, o más, configuran la nómina de conferenciantes más bien pagados del mundo, todos bajo el patrocinio del Washington Speakers Bureau, despacho creado en 1979 y al que están adscritos desde Jeb Bush, el hermano del presidente, Patrick Buchanan, el ex secretario de Estado James Baker, el ex asesor de seguridad nacional del ex presidente Carter, Zbigniew Brzezinski, Colin Powell o John Bolton, el ex embajador de EEUU en la ONU, y hasta la duquesa de York. A falta de esa confirmación más que probable, pues a Kissinger se le vio más de una vez ejerciendo de labia, es de consignar que el abogado uruguayo Gustavo Salle pidió a la Suprema Corte de Justicia de su país que solicite la captura y extradición del ex secretario de Estado norteamericano como autor intelectual del Plan Cóndor, operativo coordinado de represión de las dictaduras del Cono Sur en los setenta. Es un hecho absolutamente objetivo –afirmó Salle– la existencia de grabaciones y otras pruebas que involucran a Kissinger con los golpes de Estado en América del Sur y su eventual participación en los asesinatos del general chileno Carlos Prats y del canciller Orlando Letelier, y el posible envenenamiento del ex presidente Eduardo Frei. Se me olvidaba citar entre los que figuran en la lista de picos de oro del WSB a nuestro ex presidente don José María Aznar, para quien una masacre permanente y diaria como la de Irak viene a tener en su conciencia la consistencia de un despiste, el de no ser tan listo como para saber que en ese país no había armas de destrucción masiva, dicho sea según su palabra, tan bien pagada como falta de verdad y perdón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lógico que quienes hayan tenido tanto poder a costa del pico, usen el pico para seguir en el poder del dinero, que es el único poder.

Anónimo dijo...

A D. Emilio Castelar y al señor Salmerón los españoles de la época los llamaron "pico de oro" porque, indudablemente, poseían el don de la oratoria. No ocurre así con la mayoría de los políticos actuales, que en algunos casos ni saben leer bien, ni pronuncian correctamente. Es evidente que ni el señor Aznar ni el señor Zapatero poseen "picos de oro", pero es evidente tambien que si a ambos les ofrecen cobrar por hablar, hablarán a pesar de todo. La culpa, evidentemente, no es de ellos, sino de los que les pagan y de los que les escuchan.

Anónimo dijo...

No es lo malo hablar, aunque se hable mal, sino lo que se dice y la falta de conciencia para decir lo que se dice. En esto no hay comparanza entre Aznar y Zapatero, al menos por ahora.

Anónimo dijo...

Ciertamente. No la hay ni por ahora, ni por antes.

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