miércoles, 7 de febrero de 2007

Desaparición y tortura

Melibea

Ayer en París 59 países firmaron la convención contra la desaparición forzada de personas. Representaba a la República Argentina la senadora doña Cristina Fernández de Kirchner, esposa del presidente de aquel país. Cito esa presencia por dos razones. La primera, porque en esa nación lleva meses desaparecido el testigo fundamental que contribuyó a la condena a cadena perpetua del comisario Miguel Etchecolatz, responsable de 21 campos clandestinos de detención en la provincia de Buenos Aires durante la dictadura militar, así como de la llamada Noche de los Lápices. La segunda, porque esto es lo que he podido leer hoy en el prestigioso diario argentino Página/12: Esta semana arribará una delegación del gobierno norteamericano integrada, entre otros, por el procurador general de ese país, Alberto González. En su carácter de asesor del presidente George Bush, González se expresó a favor de utilizar técnicas de interrogación que habilitan la práctica de la tortura e impulsó la decisión de no aplicar las normas del derecho internacional humanitario emergente de la Convención de Ginebra en el marco de la llamada “guerra contra el terrorismo”. Ayer, el director ejecutivo del CELS, Gastón Chillier, entregó al presidente Néstor Kirchner una carta solicitando que el Estado argentino reafirme expresamente, frente a la delegación visitante, su política contra la tortura.
Sirva como imprescindible complemento a lo expuesto, aunque sea de fácil deducción, que en la reunión de Paris no estaban presentes los Estados Unidos.

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