lunes, 22 de enero de 2007

Voces que llegan de Chile: Se hace camino al andar

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Celestina Tenerías

Recibo del diario electrónico PiensaChile -qué buena cabecera para un medio que se precie de la comunicación reflexiva en tiempos tan enajenados- una substanciosa misiva de mi amigo Ángel que por sus consideraciones en torno a la globalización que nos acerca, las dictaduras que nos precedieron y las raíces, objetivos y medios que nos unen, me congratula estampar en este modesto DdA, consciente de que los párrafos que siguen son reveladores de una tendencia periodística en auge que, como diría Amy Goodman, directora de Democracy Now, tiene por objetivo buscar la voz y hallarla allí donde hay silencio.(La imagen del río de flores que ilustra este post es obra de mi dilecto Victorino, al que no se le escapa una primavera).


Muchas gracias por tu opinión acerca de la calidad de PiensaChile. La verdad es que él no es más que un reflejo de lo que veo en nuestro país y en nuestro continente. Amo mi país, al que de verdad considero una provincia más de la Gran Patria que nos legaron nuestros abuelos, cuando el concepto globalización no existía y cuando viajar 100 Km. significaban muchas horas de cabalgata, en las duras condiciones que nos impone la geografía de nuestras tierras. Si ellos fueron capaces de entender que este continente tenía un pasado común y un futuro único, con mayor razón lo tenemos que ver nosotros, luego de 2 siglos de lucha por la verdadera independencia. Mira, las dictaduras, en su demencia criminal de barrernos, de hacernos desaparecer, de perseguirnos, de expulsarnos al exilio, nos hermanó más que 100 campañas de agitación y propaganda. Han sido las dictaduras, de uniforme o de cuello y corbata, las que nos han hecho entender que somos hermanos. Miles de latinos vinieron a Chile en los años 60 y 70, huyendo de sus dictaduras. Miles de chilenos salieron por todas las fronteras después del 73. Miles de latinos, cientos de miles, tuvieron que abandonar el continente en la década del 70, cuando Latinoamérica se cubrió de represión y muerte. Allí, en los aeropuertos, en las estaciones de tren de las ciudades del mundo, limpiando pisos en supermercados, en las salas de conferencia de universidades, en las estaciones de policía, etc. nos encontrábamos, y ya no éramos ni argentinos, ni brasileños, ni bolivianos, ni nicaragüenses, ni peruanos, ni ecuatorianos, ni mexicanos, ni chilenos, ni nada, éramos latinos, aunque muchos nos daban otros nombres: sudacas, “fichis”, “südländer”. Allí aprendimos a sentirnos hermanos en pasado, presente y futuro.

La complejo de la vida es que los que impulsaron las dictaduras, los que impulsan la globalización, los que desarrollan tecnología para controlarnos mejor, para hacer mejor sus negocios, no advierten que nos están acercando cada vez más y cada vez es más difícil mentirnos, cada vez podemos comunicarnos e informarnos mejor. ¿No es increíble que un diario electrónico chileno difunda en inglés un llamado a la protesta contra la guerra en Irak, el próximo domingo, en Nueva York? ¿Por qué no? ¡Si nos llega el mensaje, la invitación, a nuestra redacción! Hace más de 150 años, un pequeño gigante escribió una proclama en que afirma que los que viven de su trabajo no tienen patria, no tienen fronteras, porque las grandes empresas se las borraron. A ese hombre lo han acusado de todo, pero su afirmación es una verdad más grande que nuestra cordillera de los Andes. Hoy nadie se atreve a desmentirlo. Y ahí vamos avanzando, acercándonos cada vez más. ¿Cómo te explicas que los gobiernos de Chile –en más de un siglo- no hayan sido capaces de solucionar la mediterraneidad de Bolivia, mientras la mayoría de mi pueblo ve con simpatía que nuestros hermanos bolivianos tengan acceso al mar?

PiensaChile es eso, un reflejo de lo que ocurre, de aquello que nuestra prensa “establecida y seria” calla. En sus afanes estúpidos y “cortoplacistas” nos empujan a reaccionar, nos obligan a comunicarnos, nos obligan a desarrollar nuestros propios canales de comunicación. Nos enseñan y hacen sentir que estamos al margen de su mundo. Bien, construiremos el nuestro. Paso a paso, como siempre lo hicieron nuestros abuelos. Este continente está lleno de emigrantes, de hijos, de nietos, de bisnietos de emigrantes, que vinieron huyendo de la represión. Llevamos en los genes, en el ADN, la rebelión, el instinto de oposición, el alma libertaria. Aquí llegaron sobrevivientes de la Comuna de París y se instalaron en Punta Arenas (Estrecho de Magallanes, cuando no existía el Canal de Panamá), aquí llegaron europeos que huían del hambre y la miseria, que huían de la guerra. Aquí llegaron españoles republicanos y nos ayudaron a construir un país más democrático. Desde siempre hemos sido un continente de esperanza. Sentimos que tenemos una historia, un pasado demasiado hermoso como para desalentarnos por nuestras penurias de hoy. Sabemos que hay que seguir.

No olvides el hermoso pasado que has hecho tuyo, a tus hijos, a tus nietos y verás como renacen las fuerzas. Yo sé lo que es pararse durante semanas en el portón de una empresa, a repartir volantes, buscando un obrero, uno solo, que reaccione receptivo. Con ese primer contacto, terminábamos conquistando el sindicato y luego la federación sindical. Durante mucho tiempo el PiensaChile era visitado por algunas decenas de personas al mes. Hoy, pasados más de 5 años, de trabajo diario, nos visitan miles, decenas de miles, planteándonos el desafío de cómo seguir creciendo. Te invito a plegarte a nosotros. Escribe notas que informen a nuestra gente la verdad que ningún diario “establecido y serio” informa. Si, claro, nos llegan las noticias de los balseros cubanos, pero no de los miles de africanos que terminan en las playas españolas a la busca de sobrevivencia, eso ocurre sólo cuando sucede algo especial, cuando llegan todos muertos o terminan en una playa llena de turistas europeos. Todos supieron de los 2 ecuatorianos que murieron en Barajas, pero muy pocos registraron qué hacían allí, por qué en España. En fin, uno lucha cuando tiene que sobrevivir o cuando ha hecho carne, ha hecho conciencia, de que es nuestro deber (lo que yo llamo: sobrevivir espiritualmente).
Un fuerte abrazo,
Ángel

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin fe no hay vida, sin vida no hay fe.

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