Félix Población
La bomba hizo pedazos los sueños de los que creímos que era posible recuperar el poder de las palabras para conquistar la paz. Ésta es una frase del manifiesto leído ayer en la Plaza de la Independencia de Madrid ante 200000 concurrentes a la convocatoria cívica apoyada por la mayoría de los partidos políticos, sindicatos y asociaciones ciudadanas de España. Sólo faltó el Partido Popular, su Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y el Foro de Ermua.
Pues bien, esta última entidad acaba de programar una nueva manifestación en la capital de España para el próximo 3 de febrero, que se anuncia como abierta e incluyente y bajo un lema de pancarta/editorial: En defensa de la libertad, por la derrota de ETA y contra toda estrategia de diálogo y cesión con la banda armada. Lo más probable es que a esa cita no falten los que se ausentaron el pasado sábado, como el propio Foro de Ermua. Si tal ocurre, es muy posible que no estén presentes ni los convocantes ni los participantes en la de anteayer.
Hoy mismo, un diario electrónico progresista evalúa los guarismos diferenciales entre la última convocatoria de la AVT y la manifestación del último sábado: 50000 asistentes más a favor de ésta. Me parece una estupidez meterse en estos cómputos y competencias. La nueva cita del Foro de Ermua, sin embargo, es como si se prestara a esa pugna: veamos quién le puede más a ETA a base de lemas y contabilidad de muchedumbres.
En el ínterin podría darse el indeseable caso de que ETA volviera a matar para que los de un lema y otro lema, o más lemas y manifas varias si más fueran los divergentes en el porvenir, establecieran -sobre las bases de nuevas y frescas víctimas- una liguilla de manifestaciones basada en mediciones de asistencia.
En cuanto a la frase de doña Almudena Grandes que abre este comentario, no la comparto. Nada puede hacer pedazos el poder de la palabra para conquistar la paz. La paz y la civilidad es la palabra y quienes atenten contra ella y la combatan con barbarie están condenados a rendirse. Sólo les queda esa única dignidad. Lo comprobaremos el día en que la politiquería nacionalista, sectaria y partidista deje de enfrentarnos.
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