Celestina Tenerías
Ya que andamos en las expectativas siempre ilusionantes de la Noche de Reyes, me creo en la obligación desilusionante de estampar en esta modesta bitácora la carta que mi estimado Marcello firma hoy en el diario Estrella Digital, dirigida a la Casa Real española en su conjunto y al Príncipe de Asturias en especial por su ausencia de la T-4 del aeropuerto de Barajas, último escenario de la barbarie terrorista. Aunque no con todas las razones expuestas en la misiva, coincido en lo palmario de la reprobación esencial:
Queridos Reyes ausentes:
Unas líneas para protestar por la ausencia de la familia real española en la Terminal 4 de Barajas, en el lugar de la última catástrofe criminal de ETA, donde han muerto dos hermanos hispanoamericanos, de esa parte de América tan española que luego queremos presidir en cumbres iberoamericanas, y que tanto visita el Príncipe para participar en pomposos actos oficiales y que más le valía que hubiera estado en estos días en Madrid en vez de viajar a Milán —que está a salto de mata—, Baqueira, o donde sea.
Espero que al recibo de esta carta alguien de la familia real se haya molestado, al menos para acudir a despedir al joven Diego Armando, sepultado por la acción criminal de la banda terrorista, con la que nuestro inefable presidente Zapatero todavía no ha roto oficialmente el famoso proceso negociador sobre el que, dicho sea de paso, su Majestad don Juan Carlos I —por cierto feliz cumpleaños— debió haber sido un poco mas claro y contundente durante su último mensaje de Navidad.
Mi protesta va especialmente dirigida al Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, que no da un palo al agua, es decir que no trabaja como cualquier español, y que si solo se de dedica al protocolo lo menos que debía haber hecho en estos días era acudir a la T-4, visitar a los familiares de la víctimas y acompañar, aunque fuera por unos minutos, a los esforzados bomberos que llevan días y noches trabajando con alto riesgo para sus vidas en la terminal.
Los telegramas, que mandan las secretarias particulares de la Casa Real, carecen de todo valor, y en el caso del Príncipe con mayor motivo, y no sólo por que es su obligación —el Rey ya trabaja lo suyo— sino además porque se tiene que ganar el puesto y el sueldo, como se lo ha ganado su papá que le ha consentido demasiado —gracias a su mamá— y que no le ha dado la orden de visitar Barajas como era su obligación. Y eso que tiene a su lado a una presunta periodista —o locutora— que debería tener algo más de vista y de sensibilidad con estas noticias de gran alcance nacional.
Ojalá esta carta sirva para algo, porque nunca es tarde, de lo contrario los Reyes Magos le traerán carbón a una familia real que se ha ido de vacaciones sin poner los pies en el lugar donde muchos españoles y ecuatorianos han puesto en estos días su corazón.
2 comentarios:
Los Reyes y su camada fallan ya hasta en lo más elemental de su trabajo, que son los gestos.
Algunos ciudadanos de Madrid observan con angustia a cada furgoneta estacionada frente a la cas o el negocio por si explota......
Publicar un comentario