domingo, 17 de septiembre de 2006

La soledad de Benedetti

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Lazarillo

Es una pena que don Juan Cruz no se sirva del indagador género de la entrevista para entrar más a fondo en las conversaciones que sostiene regularmente con excelentes escritores en el diario El País. Siempre me pareció la entrevista el género más difícil del periodismo y está claro que el señor Cruz no es un experto en la interviú. Lo siento más que nunca hoy porque me ha dejado con una perspectiva descafeinada del más admirado de mis poetas vivos, tan elocuente y profundo de palabra y obra. Es también Benedetti un gran cuentista, pero lo prefiero en sus versos. No sé por qué me da la impresión de que la charla entre el señor Cruz y don Mario que hoy publica EPS se ha quedado en lo insuficiente no sólo por incapacidad del periodista sino por inapetencia del entrevistado. Puede que en esto último intervenga esa última soledad en la que ha postrado al escritor la muerte de su esposa. Le pregunta don Juan por algo inolvidable y don Mario no duda: Toda mi relación con Luz, desde la infancia, y conocer a Fidel. Hace unos días, el presidente Chávez terminó su alocución en la Cumbre de Países no Alineados de la Habana con el extraordinario y oportuno poema de Benedetti El sur también existe. Esta mañana hube de recurrir a otro poema, no menos expresivo en estos tiempo de cólera, para compensar acaso la falta de densidad que me dejó la entrevista en cuestión:

Ya no nos queda tiempo para el odio
ni para la tirria o el desdén
los odiantes se roen a sí mismos
y mueren de metástasis de odios
es natural que los odiantes
se transformen a veces en odiosos
sin embargo no es aconsejable
odiar a los odiosos ex odiantes
ya que aquel pobre que desciende a odiar
nunca saldrá del pozo de los odios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El poema hubiera sido una cita más oportuna para el Papa en Baviera.

Anónimo dijo...

No conocía este poema. Le voy a dar uso. Gracias.

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