viernes, 28 de julio de 2006

La de Pereiro es la mayor victoria del ciclismo

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Félix Población

Para quienes disfrutamos del ciclismo y somos puntuales seguidores de sus incidencias competitivas, los meses pasados estuvieron llenos de malas noticias como consecuencia del descubierto tinglado del doping que afectó a significados corredores del llamado pelotón internacional. El inicio de la pasada edición del Tour de Francia lo marcaron esos adversos antecedentes, hasta el punto de que, según sus propios organizadores, se dejaron notar en las rentas publicitarias.

Llegadas las etapas de montaña, sin embargo, y una vez se apuntó que la pugna iba a ser reñida entre varios ciclistas, con dos españoles en los primeros puestos, la competición cobró un interés que no había tenido desde que Armstrong se hizo con la usanza de la victoria. El espectáculo nos mantuvo otra vez, como en los pasados tiempos de don Miguel Indurain, al tanto de las retransmisiones televisadas.

Ante la emoción de las últimas etapas, sobre todo, los cronistas insistían una y otra vez en la belleza de este deporte y en la necesidad de que su exigente nivel competitivo quedara libre de toda sospecha, a fin de que el ciclismo recobrase la dignidad y combatividad que siempre lo caracterizaron.

Parecía que eso había hecho el corredor norteamericano Floyd Landis, que después de un ostensible desfallecimiento que le apeó del liderato hasta colocarle a casi diez minutos del podium, sorprendió a todos al día siguiente con una escapada épica que volvió a predisponerle para el triunfo.

Lo consiguió en la última y decisiva etapa contra reloj, frente al ciclista gallego Oscar Pereiro, que resistió con sobresaliente esfuerzo la acometida de un especialista y se sintió muy a gusto como subcampeón de la prueba más importante del mundo. El balance final de la misma parecía tan satisfactorio que casi hizo olvidar a sus aficionados la resaca noticiosa del doping que la había precedido.

Pero otra vez los indeseables parecen haber vomitado sus fullerías sobre la belleza de este deporte. Pesa sobre la épica de Floyd en la etapa que le valió para aspirar a la recuperación del liderato la sombra dopante de la sospecha. Oscar Pereiro podría ser así el vencedor de la última edición del Tour de Francia.

Pero quien es capaz de sensibilizarse ante lo que ocurre en el Líbano, no podía decepcionarnos en la lectura que hizo de esa posible victoria: Sigo siendo el segundo, y prefiero ser segundo a que se confirme el positivo de Landis. Sería una pésima noticia para el ciclismo.

Lo ha dicho Pereiro desde el valle pontevedrés de Mos en donde todos sus paisanos le consideran campeón. Esas frases tienen la dignidad y verdad que el ciclismo ha de recuperar gracias a ciclistas como Óscar. Su segundo puesto, en un deporte tan lleno de susceptibilidades últimamente, ha sido la mayor victoria del ciclismo en los últimos años. La avalan esas palabras con las que lo saca a flote entre tanta mierda como lo amenaza.

RedDiario Actualizado

Noticia a las 9,30 horas: He tomado pequeñas cantidades de hormona tiroidea, dice Landis, que niega haberse dopado.

Artículo a las 9,50 horas: El País editorializa sobre el positivo de Landis y lo considera una noticia mortal para el ciclismo y el deporte en general.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No podía decir otra cosa, pero dicha queda para su honra, lo que me pregunto es por qué se ha sabido tan tarde el postivo de Landis.

Anónimo dijo...

Con Pereiro o sin él, el ciclismo se va a pique.

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