Celestina Tenerías
De vez en cuando me asiste el coplista Beto que trova con sus décimas la efímera actualidad en el universo mundo. Las de ayer versaban sobre la guerra de Usrael, con exacta y expresiva precisión de titular. En ellas aludía a Benedicto XVI y a la frase que el sumo pontífice rezó en Auschwitz: ¿Por qué Señor permaneciste callado? Cabe preguntarse cuántos decenios habrán de transcurrir para que alguno de sus sucesores diga lo propio sobre el conflicto de Oriente Medio. Ayer lo sugería mi apreciada Melibea en su nota sobre la Cumbre de Roma, plena de fracaso. Y como es mujer muy dada a perseguir con pruebas lo que sugiere, no desaprovechó la ocasión de las noticias que se venían recibiendo del Líbano para hacer notar a nuestros más asiduos lectores que la de ayer fue la jornada más violenta emprendida por Israel en lo que va de conflicto. Tal parecía que con ello indicasen a los de Roma que el lenguaje de las armas iba a servirse del lenguaje de la diplomacia para darle una bofetada llena de sangre fresca. Para mayor recochineo, USA vetó en el Consejo de Seguridad la condena a Israel por asesinar a cuatro cascos azules de la ONU y de la noticia más trágica del día, el derrumbe de varios edificios en el que perecieron al parecer medio centenar de ciudadanos libaneses, sólo dio la agencia EFE un apunte luego suspenso en la nada, que únicamente publicaron, que sepamos, 20 Minutos en España y el diario bonaerense La Razón, como si su constancia se hubiera después desdibujado en el espejismo o el encantamiento a pesar del predicible o afirmado balance de víctimas.
RedDiario Actualizado
Noticia a las 13,30 horas: Pasividad de los gobiernos occidentales, terror de la población civil libanesa e incertidumbre de las ONGs.
+N a las 17,00 horas: El ministro de Justicia israelí sostiene que la Cumbre de Roma ha dado una autorización de facto para que su país prosiga en armas.
++N a las 17,30 horas: Belgas de origen libanés denuncian a Israel por crímenes de guerra.
Poema, a las 18,30 horas:
Sabra y Chatila
¿Adónde estaba el sol cuando sonaron
los ecos desatados de la ira?
¿No será que las sombras lo apagaron
en Sabra y Chatila?
¿A dónde estaba Dios, cuando la gente
fue sometida a hielo en las pupilas?
¿No será que se ha vuelto indiferente
en Sabra y Chatila?
¿A dónde estaba yo, en qué galaxia,
insensible leyendo la noticia?
¿No seré uno más en la falacia
de Sabra y Chatila?
¿A dónde estabas tú, con tu arrogancia,
poderoso señor que en la mochila
llevas todo el cadáver de la infancia
de Sabra y Chatila?
¿A dónde está la voz del abogado
fiscal de la razón y la justicia?
¿No será que sus leyes derogaron
en Sabra y Chatila?
¿A dónde está el orgullo de los hombres,
o acaso hay que decir hipocresía?
¿Por qué tanto dolor no tiene nombre
en Sabra y Chatila?
¿De qué me estás hablando amigo mío?
¿No ves que mi conciencia está tranquila?
¿Qué tengo yo que ver con lo ocurrido
en Sabra y Chatila?
¿O acaso estaba yo con los soldados
metido a la distancia, entre sus filas
aceptando los hechos consumados
en Sabra y Chatila?
Es tiempo de dictar comunicados
que limen lo espinoso de la espina.
¿Qué harán para ocultar lo que ha pasado
en Sabra y Chatila?
¿Qué harán para que amengüe la condena
histérica, total y colectiva?
¿Qué harán para que cese la gangrena
de Sabra y Chatila?
Aunque yo siga ausente en mi galaxia
comentando en canciones la noticia,
el ángel del horror sigue su marcha
en Sabra y Chatila.
Deambula por Beirut y en otras lunas,
reptando sin parar, como una anguila.
Insaciable y cegado por la gula
de Sabra y Chatila.
Tal vez quiera llegar hasta mi puerta.
Quizá ya esté a la vuelta de la esquina.
Ya fue abierta la herida y sigue abierta
en Sabra y Chatila.
Letra: Alberto Cortez
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