sábado, 1 de abril de 2006
Corrupción: Los mangantes de Orihuela
Félix Población
Yo no sé a ustedes, estimados lectores, pero a quien firma estas líneas le ha provocado auténticas náuseas escuchar las grabaciones de la cadena SER en torno al caso de corrupción descubierto en el ayuntamiento de Orihuela. Esto, unido a la peste del consistorio marbellí por los mismos delitos, da idea de hasta qué punto es urgente y precisa del máximo rigor la transparencia y fiscalización de la gestión municipal, mucho más cuando en ella entra en juego el siempre oscuro negocio de la construcción inmobiliaria.
La grabación fue servida a la citada cadena radiofónica por un empresario que optaba a la concesión de una contrata de limpieza por parte del ayuntamiento alicantino. A cambio de la entrega pactada con otra empresa, varios ediles y el alcalde de la localidad, don Manuel Merino, del Partido Popular, iban a repartirse al parecer una comisión de casi dos millones de euros, con las cantidades a percibir puntualmente especificadas entre los implicados.
La voz contante y sonante de la tal charla en clave de rapiña pertenece al edil del Centro Liberal don Jesús Ferrández. Dicho caballero, probablemente con familia a sus expensas e hijos a los que dar cabal ejemplo de civismo, se refiere en la misma a su más definida vocación en estos ejemplares términos: Yo lo que quiero es mangonear por detrás, que es lo que me gusta. A él, sobre todo si cuenta con un aliado en la máxima autoridad municipal, lo de ser alcalde no le place, más que nada porque los discursitos me sudan el capullo.
En esa jerga maleante se expresan quienes, como don Jesús, han hecho de la elección democrática de sus conciudadanos un simple y sucio mecanismo de ambición para sus granjerías. Estos individuos han llegado al poder político a través de unas determinadas siglas en las que no han primado unas potenciales cualidades para la gestión pública, sino su capacidad de mangoneo para arribar a la peana de los favoritos. Pasar de ahí al subsiguiente paso que aquí se glosa es tan fácil como no todo lo infrecuente que sería deseable.
Lo más preocupante del caso del ayuntamiento de Orihuela es que se ha sabido porque un empresario perjudicado ha expuesto en directo la voz y el delito de los protagonistas. Cabe preguntarse si estas incidencias serían fácilmente solapadas -como podría ocurrir cuando no se descubren- con repartir un poco de la rapiña con quien podría hacer de delator.
2 comentarios:
Todavía algunos añoran el paternalismo mafioso de Gil, aquel elemento al que tanto jalearon los medios de comunicación y cuya voz y jeta no dejaba de sonar en los hogares.
¿Sólo Marbella? ¿Sólo Orihuela? ¿Por cuanto nos sale el unte de los cargos públicos en toda España?
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