lunes, 3 de abril de 2006

Medidas drásticas contra la corrupción

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Lazarillo

El ciudadano de la calle, que lleva años oyendo hablar de corrupción en Marbella desde que el fallecido don Jesús Gil ocupó aquella alcaldía, está sin duda gratamente sorprendido de que al fin se pille a quienes estaban forrándose a costa de sus cargos públicos sin que al parecer hubiera forma de impedirlo. La efectiva operación judicial contra los principales implicados refuerza la confianza de los ciudadanos en las instituciones y organismos consagrados a esos menesteres.

Si esto ha ocurrido precisamente ahora no ha sido por casualidad, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos de los casos obraban en el expediente como cuentas pendientes de la justicia. Un informe del año 2003, elaborado por el Grupo de Estados contra la Corrupción (GRECO), reflejaba las graves carencias que los gobiernos de nuestro país mantenían ante la persecución de ese tipo de delitos. Esos datos indicaban que España había bajado del puesto vigésimo al vigésimo cuarto en su grado de diligencia al respecto entre 1996 y 2003.

Lo que ha sucedido desde hace un par de años es que un nuevo gobierno está al frente de la administración del país. Que en ese gobierno hay dos ministros, los de Interior y Justicia, cuyo nivel de competencia y capacidad de gestión nadie niega, y que al frente de la Fiscalía General y la Fiscalía Anticorrupción se han hecho los nombramientos y remozamientos más concordes con una dinámica ejecutoria mucho más diligente.

Los resultados se están haciendo notar y la ciudadanía se siente más predispuesta que nunca a creer que cuanto estos días ocupa las portadas de los periódicos, revelando esos ingentes arsenales de rapiña acaparados por unos indeseables merced a su indignidad como cargos públicos, será sólo el principio de una campaña en toda regla, exhaustiva y rigurosa, que reduzca sensiblemente los graves márgenes de corrupción que se dan en España.

Sólo así se evitará también en lo posible la tentación de que la rapacería de los corruptos o corrompibles siga aspirando a la representación municipal como agencia privada de negocio y engorde patrimonial a través del pillaje.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Son muchas Marbellas las que hay en España para que lo de ahora sea indicio de un ataque en serio a la corrupción. No pasará de ser un escándalo con el que subsanar de momento las mala prensa del poder judicial en los años pasados.

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