miércoles, 5 de abril de 2006
Casaldáliga y la juventud que deja de ser católica
Lazarillo
Monseñor Casaldáliga, conocido como el Obispo de los Pobres por su evangélica labor al frente de la diócesis brasileña de Sao Félix do Araguaia, acaba de recibir el Premio Internacional Catalunya. Con tal motivo, la revista católica 21 RS sostiene con él una larga entrevista en su último número en la que se confiesa amigo de Fidel Castro, algo que sin duda sorprenderá o perturbará a muchos, incluso entre los progresistas católicos que admiran al religioso español.
En sintonía con su trayectoria solidaria con los más desfavorecidos, denuncia don Pedro el neoliberalismo capitalista, culpable de la marginación de la mayoría sobrante y de encarnar la mentira institucionalizada. Acusa a Bush de promover un belicismo ciego y universal y afirma que la Iglesia tiene miedo de tener miedo: miedo al marxismo, al mundo moderno, al diálogo ecuménico, a los laicos, a la mujer, a la Teología de la Liberación. Para Casaldáliga, la validez de ésta será reivindicable siempre que haya pobres y oprimidos.
Don Pedro se pregunta cómo puede hablar la jerarquía eclesiástica de Derechos Humanos cuando la institución vaticana es la única que sigue discriminado a la mujer. Pese a todo, mantiene que en la Iglesia también hay espacio para la libertad, aunque debería crecer más el respeto al pluralismo.
Las declaraciones del Obispo de los Pobres coinciden con la encuesta dada a conocer por la Fundación Santa María. Según estos datos, menos del 50 por ciento de los jóvenes españoles se consideran actualmente católicos y la iglesia de Roma es la institución que más desconfianza suscita entre ellos. Llama la atención comprobar que hace sólo diez años, el 77 por ciento de la juventud se consideraba creyente.
Las palabras de don Pedro Casaldáliga se refrendan en la actitud de la mocedad española, cada vez más distante de una institución aferrada a un riguroso conservadurismo sexual y a la que los jóvenes reprochan, además de su opulencia, una injustificable y creciente injerencia en los asuntos políticos del país.
2 comentarios:
Se van porque esa iglesia no acoge su vitalidad.
La de Benedicto y la de don Pedro son dos iglesias, hablar de una es inútil por falso.
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