Rajoy habla de cepillar mujeres en el día de la fecha

Félix Población

El de la fecha es el llamado Día de la Mujer Trabajadora. Don Mariano, no sé si antes o después de visitar a don Federico el de la Cope en la emisora de las tiaras e improperios, alude en Ciudad Real, como para celebrarlo, a la estrategia machista del gobierno socialista de Castilla-La Mancha, capaz de cepillarse a las mujeres, con perdón en contra del sentido paritario exhibido por el PSOE en el gobierno central.

Está claro que el señor Rajoy discurre por una mala etapa. Probablemente no ha tenido un solo tránsito provechoso desde que don José María Aznar dispuso a dedo que fuera su sucesor. Ayer mismo, en la casa mediática del PP, la cadena radiofónica de los obispos, don Federico propinaba a don Mariano una crítica directa por su falta de liderazgo, incapaz de levantar con su discurso en la reciente convención del PP un solo titular destacable.

El señor Rajoy se defendió como pudo, pero tan mal como acustumbra. No puede hacerlo quien asumió un cargo sin capacidad de gestión para desempeñarlo libremente. Todos sabemos quién sigue mandando en su partido y la mínima capacidad de maniobra de un líder meramente nominal al que un actor secundario y marginado, el señor Ruiz Gallardón, supera con sobradas razones en cotas de popularidad. Le dijo don Mariano a don Federico, a modo de disculpa, que él no pretendió hacer un mitin, como si tal cosa pudiera permitirse. El radiofonista de Teruel le reprochó la falta de un mensaje que entusiasme, como si al político gallego le cupiera ese privilegio.

Si el señor Rajoy decrece en la estimación ciudadana y sus declaraciones se caracterizan más por su atonía que por la agudeza estimulante de sus críticas, es sobre todo porque ahora carece de iniciativa personal, a pesar de su probada inteligencia. Se tiene la sensación de que, en lugar de auparse sobre los méritos que como político le corresponden, la cabecera del Partido Popular le hubiera atrofiado las neuronas.

De otra forma no se entiende ese desliz expresivo en la citada capital manchega, antológica muestra del más casposo machismo celtibérico, en un día llamado a mantener por lo menos la apariencia de que tales parlas yacen sepultas en lo más hondo y oscuro de la España negra. No tiene perdón.