miércoles, 15 de febrero de 2006

La España del esperpento, todavía

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Lazarillo

En esta nueva España del gobierno socialista hay fechas especialmente marcadas por quienes la combaten con los más rancios resabios esperpénticos. Por tales se han de entender que el respetable obispo de Ciudad Real compare con Calígula al presidente Rodríguez Zapatero a cuenta de las bodas entre homosexuales y que un teólogo jubilado impute a la lengua provocadora de las mujeres, víctimas de la violencia doméstica, los instintos homicidas del varón.

Manifestaciones de ese calibre, bien entrados ya en el siglo que corre, hacen pensar en la magnitud de aquella reserva espiritual de occidente que se nos concedió en el pasado como gracia y orgullo a los españoles cuando sólo cabía sentir vergüenza por esa dispensa. Muy honda ha de ser la negrura de ese pozo para que en un mismo día se registren a pares perlas trabucaires como las aludidas.

Cabe preguntarse si la floración de esos esperpénticos aliños obedece al especiado guiso de encono que sirve a diario el partido en la oposición o los Medios que lo jalean. Registradas en una y otra procedencia, solemos escuchar a menudo las más insospechadas barbaridades, formuladas con absoluta irresponsabilidad y falta de criterio político, periodístico y ético.

Ayer escuchamos al señor Zaplana, cuyo nivel de articulación expresiva decrece manifiestamente a media que reitera sus mensajes planos de argumento, que el presidente del Gobierno se entiende mejor con los terroristas que con sus víctimas. Todo porque el señor Rodríguez Zapatero no estuvo en el congreso de asociaciones de éstas en Valencia (mal hecho), como tampoco estuvo don Mariano Rajoy (mal hecho), sofocado en Barcelona por los reproches de la patronal catalana ante la airada política del PP.

El carácter del agravio del señor Zaplana sólo se puede comprender en un partido enrocado en una espiral de oposición esperpéntica, del mismo jaez que el periodismo troglodita de don Federico el de la Cope, empeñado en avistar y difundir una conspiración republicana en torno a la jefatura de las mismísima Casa Real. Es como si el vocinglero radiofonista pretendiera reeditar desde el periodismo una parodia de la Corte de los Milagros, algo que su ineptitud como fabulador literario no le hubiese permitido acometer.

Es hasta cierto punto lógico que un país históricamente marcado por el género valleinclanesco cuente todavía con un público abonado a ese tipo de espectáculo, aunque su vigencia sea el reflejo de las más negras páginas de nuestro pasado y vaya, por lo tanto, en contra de nuestro porvenir.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo malo es que también hay morbosillos en la izquierda que disfrutan con esa España esperpéntica para hacer valer su progresismo barato. En el fondo, Zaplana y eos obispillos tridentinos están haciendo disfrutar la progresía plastificada.

Anónimo dijo...

Celtiberia show, ¿se acuerdan?, lo escribió Carandell hace más de treinta años y todavía la actualidad brinda oportunidades de aumentar la edición.

Anónimo dijo...

¿No serán conscientes de haber dejado atrás los grotescos guiñoles de Canal Plus?

Anónimo dijo...

¿Ha cambiado algo en la "España eterna"? Parece que no. Medio país permanece en la ultratumba y casi un tercio es progresía aparente. Al mínimo conflicto serio, se destapa la realidad profunda: mentalidades "atadas y bien atadas" a la intolerancia. Tristeza.

Anónimo dijo...

Tristeza y un poco de asco, la verdad.

Portobello dijo...

Lazarillo escribes pero que muy bien. Haces gala de un buen y variado vocabulario, escaso de ver, por cierto.
Ellos mismos se estan hundiendo en el fango; y le viene bien a ZP porque va ganando votantes, ya por lógica, (si hasta han dicho que es el Hitler del siglo XXI!!). En fin que se puede esperar de semejantes esperpentos mentales?

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